La verdad tras el espejo
"No creas en algo
"Cree únicamente
Jiddu Krishnamurti fue uno de los más originales pensadores del siglo pasado (XX); investigó cuestiones fundamentales sobre el propósito de la vida, el verdadero significado del amor, religión, tiempo y muerte sin buscar respuestas en ningún libro de escrituras y sin aceptar ninguna creencia, religión organizada o sistema de pensamiento.
1.- La fuente de todos los problemas humanos, pequeños o grandes, se encuentra en la psique del individuo.
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A Buda se le atribuyen estas reflexiones:
“No creas en algo
simplemente porque lo diga la tradición,
ni siquiera aunque muchas generaciones de personas
nacidas en muchos lugares
hayan creído en ello durante muchos siglos."
"No creas en algo
por el simple hecho
de que muchos lo crean o finjan que lo
crean."
"No creas en algo
"No creas en algo
porque así lo hayan creído los sabios de otras
épocas."
"No creas
"No creas
en lo que vuestra propia imaginación os propone
cayendo en la trampa de pensar
que Dios os lo inspira."
"No creas en lo que dicen las sagradas escrituras,
"No creas en lo que dicen las sagradas escrituras,
sólo porque estas lo digan."
"No creas a los sacerdotes
"No creas a los sacerdotes
ni a ningún otro ser humano."
"Cree únicamente
en lo que tú mismo hayas experimentado,
verificado y aceptado
después de someterlo
al dictamen del discernimiento
y a la voz de la conciencia."
____________________________________________________________________________
Krishnamurti y la directa percepción de la verdad
Por el profesor P.
Krishna,
ex-Rector del Centro de Educación de Rajghat, Fundación
Krishnamurti de la India.
Jiddu Krishnamurti fue uno de los más originales pensadores del siglo pasado (XX); investigó cuestiones fundamentales sobre el propósito de la vida, el verdadero significado del amor, religión, tiempo y muerte sin buscar respuestas en ningún libro de escrituras y sin aceptar ninguna creencia, religión organizada o sistema de pensamiento.
Como Buda, Krishnamurti buscó las
respuestas a estos cuestionamientos a través de la observación, cuestionamiento
y conocimiento de sí mismo y llegó a una percepción directa de la verdad que
radica más allá de las concepciones intelectuales, teorías y descripciones. Él
no era un especialista o un intelectual; no tenía nada que ver con teorías o
conceptos, hablaba solamente de sus investigaciones y observaciones. Lo que ha
dicho pudo haber sido visto con anterioridad por otros pero él descubrió la
verdad de ello por sí mismo. En este artículo propongo reflexionar sobre
algunos temas esenciales de su enseñanza y de unas de las grandes verdades que
él expuso.
1.- La fuente de todos los problemas humanos, pequeños o grandes, se encuentra en la psique del individuo.
En el millón o más años que el hombre tiene de existir en este planeta
su mundo externo ha evolucionado mucho y ha incrementado su poder y habilidad
para enfrentarse a las calamidades naturales. Interiormente, en su conciencia,
el hombre no ha evolucionado mucho. Aún se parece mucho al hombre primitivo –
miedoso, inseguro, formando grupos (religiosos o nacionales), peleando y
preparándose para la guerra, buscando ventajas para él mismo y odiando a otros.
Ahora ha sido capaz de viajar a la luna y comunicarse alrededor del globo en
cuestión de minutos pero aún encuentra difícil amar a su vecino y vivir en paz.
El hombre moderno es tan brutal, egoísta, violento, avaricioso y posesivo como
el hombre primitivo de hace un millón de años, aunque ahora pueda ser capaz de
esconderse en las palabras de noble sonido y pensamientos.
Este desarrollo desequilibrado del ser humano lo ha llevado cerca de una
autodestrucción. Ahora está a punto de una guerra nuclear, a sólo un pelo de la
extinción total. El poder que su conocimiento cada vez más grande le ha dado no
va aparejado de la correcta clase de inteligencia y visión que son necesarias.
¿Por qué? ¿Por qué no hemos evolucionado psicológicamente? ¿Se debe a que nunca
hemos dirigido nuestra atención hacia nuestro interior, a entender nuestra
propia mente, pensamientos y sentimientos? Estamos tan satisfechos, tan
deslumbrados con nuestros logros, nuestro “progreso” en el mundo exterior, que
hemos descuidado totalmente el mundo interior de nuestra conciencia. El odio en
el hombre primitivo pudo causar poco daño únicamente; el hombre moderno con
todo su poder es mucho más devastador y estamos viendo las consecuencias de
ello todos los días alrededor de nosotros.
Nos parece que podemos resolver este problema si organizamos las cosas
mejor en la sociedad. Esta ha sido una ilusión de raíces muy profundas. Una es
desde luego no en contra de la organización eficiente de nuestra vida diaria;
pero usted no puede producir una sociedad no violenta y pacífica con un millón
de individuos violentos, agresivos, ególatras, por más que la organice. Si
usted tiene una sociedad comunista, tendrá la violencia del comunismo; si tiene
una sociedad capitalista usted tendrá la violencia del capitalismo. Usted puede
contener la violencia en algunas direcciones, pero se expresará en otras. Las
revoluciones se han dado y se siguen dando y la tiranía del hombre no ha
terminado, sólo han asumido otras formas.
Una sociedad verdaderamente pacífica, no violenta sólo es posible si el
individuo se transforma, psicológicamente, fundamentalmente. Cualquier otro
cambio es trivial, temporal, nunca resolverá los problemas, sólo nos permitirá
enfrentarlos por un tiempo en cierta dirección. La sociedad es lo que el
individuo es. Justo como se determinan las características de una barra de
cobre, por las características de sus átomos que la constituyen, así las
características de la sociedad están determinadas por esos individuos. Todos
los problemas que vemos en la sociedad de hoy son reflejos de problemas en la
psique del individuo. Por tanto debemos preocuparnos por una transformación del
hombre y no sólo por la organización externa de la sociedad.
2.- El individuo cambia solamente cuando cambia su conciencia. La virtud
no puede ser practicada como un mandato.
Todas las religiones han tratado de cambiar al hombre pero han
fracasado. Si lo hubieran logrado, no tendríamos hoy tanta crueldad, guerra y
odio. Debemos examinar por qué las religiones han fracasado para cambiar al
hombre y aprender de esto. Esencialmente, cada religión prescribe un camino, un
conjunto de virtudes que deben ponerse en práctica y abstenerse de los vicios.
El hombre ha luchado miles de años para hacer lo que ha prescrito, pero no ha
funcionado. La práctica de actos virtuosos no altera la conciencia del hombre.
La práctica de actos premeditados no produce bondad en la conciencia del
hombre. Se convierte en un logro, otra meta en la vida, otro método para buscar
autosatisfacción.
Por otro lado, si hay bondad en el corazón, esta se expresa en cada acción, en cada pensamiento, palabra y acto. Entonces no tiene que ser “practicado”. De igual manera, uno no puede practicar la no violencia, mientras uno sea agresivo, odioso, violento internamente. Entonces la no violencia se convierte en sólo una fachada, un exterior hipócrita, un acto fríamente calculado.
Es solamente observando las causas de la violencia en uno mismo y eliminándolas (no a través del esfuerzo sino del entendimiento) que puede terminar la violencia. Y cuando hay fin a la violencia, no hay necesidad de practicar la no violencia. ¡Sólo una mente floja necesita disciplinarse!. Por tanto, no se puede practicar la virtud, no se puede cultivar. Es un estado mental, un estado de conciencia que la encuentra cuando hay conocimiento de sí mismo, entendimiento, claridad y visión. No puede lograrse a través del esfuerzo voluntarioso, requiere revelación (insight). Y la revelación (insight) llega con la observación, con la reflexión, a través de una conciencia sensible.
Es la percepción de la verdad la que libera la conciencia de su ignorancia e ilusiones; de otra manera no hay bondad. Cualquier cambio en la conducta externa del hombre, causado por el miedo, coerción, disciplina, conformidad, imitación y propaganda no representa un cambio verdadero en su conciencia y es por tanto superficial y contradictoria.
Por otro lado, si hay bondad en el corazón, esta se expresa en cada acción, en cada pensamiento, palabra y acto. Entonces no tiene que ser “practicado”. De igual manera, uno no puede practicar la no violencia, mientras uno sea agresivo, odioso, violento internamente. Entonces la no violencia se convierte en sólo una fachada, un exterior hipócrita, un acto fríamente calculado.
Es solamente observando las causas de la violencia en uno mismo y eliminándolas (no a través del esfuerzo sino del entendimiento) que puede terminar la violencia. Y cuando hay fin a la violencia, no hay necesidad de practicar la no violencia. ¡Sólo una mente floja necesita disciplinarse!. Por tanto, no se puede practicar la virtud, no se puede cultivar. Es un estado mental, un estado de conciencia que la encuentra cuando hay conocimiento de sí mismo, entendimiento, claridad y visión. No puede lograrse a través del esfuerzo voluntarioso, requiere revelación (insight). Y la revelación (insight) llega con la observación, con la reflexión, a través de una conciencia sensible.
Es la percepción de la verdad la que libera la conciencia de su ignorancia e ilusiones; de otra manera no hay bondad. Cualquier cambio en la conducta externa del hombre, causado por el miedo, coerción, disciplina, conformidad, imitación y propaganda no representa un cambio verdadero en su conciencia y es por tanto superficial y contradictoria.
3.- La verdad, liberación, iluminación no puede conseguirse a través de
otros.
El hombre ha dependido desde tiempo inmemorial de un gurú, una religión
o un libro para mostrarle el camino. Jiddu Krishnamurti ha señalado que la verdad es
un camino sin senderos y ningún Gurú, ningún camino, ninguna creencia, ningún
libro puede conducirle a ella. Usted tiene que ser su propia luz y no buscar
luz de otros. El rol del gurú es solamente señalar, es el individuo mismo el
que tiene que aprender. Y la habilidad de aprender es mucho más importante que
la habilidad de enseñar. En este cambio, nadie puede realmente enseñar nada a
nadie. Cada uno de nosotros tiene que encontrar la verdad para sí mismo y uno
debe empezar con el conocimiento de sí mismo. Sin entendimiento de cómo
funciona nuestro propio proceso de pensamiento y el condicionamiento que hemos
adquirido de nuestras propias experiencias, tradiciones, cultura, religión,
etc..., uno no puede encontrar la verdadera respuesta a ninguna pregunta seria.
Nuestras creencias, nuestras opiniones, conclusiones, prejuicios, nos impiden
ver las cosas en su verdadera perspectiva porque están coloreadas de nuestra
visión. Uno debe estar consciente de este hecho y dudar de cualquier opinión,
de cualquier conclusión que viene a la mente, puesto que puede no representar la
verdad. Cuando uno se cuestiona de esa manera, con la intención de buscar la
verdad y no meramente buscar satisfacción, se da el aprendizaje. Y debemos
vivir con ese estado de búsqueda y cuestionamiento, preguntando y dudando a
través de toda nuestra vida, sin buscar arribar.
Lo que podemos recibir de otros es un pensamiento, una pregunta; pero
la exploración tiene que ser por nuestra propia cuenta. A menos de que usted
encuentre la verdad por usted mismo no será la verdad para usted, es sólo una
descripción de la verdad. Esa es la diferencia entre Buda y el profesor de la
filosofía budista. El primero tiene una revelación (insight) real, la
conciencia, el último sólo tiene una descripción de ella. El hombre a menudo
confunde el símbolo, la palabra, el concepto con la cosa real. Un verdadero
cristiano es quien vive con el sermón de la montaña (y usted únicamente puede
hacer eso si usted tiene la conciencia de Cristo), no el hombre que reunió a
una iglesia y realizó todo tipo de ritual. Un verdadero budista es aquel que
participa en la conciencia de Buda, no el que obedece a la iglesia budista.
Todas las iglesias, todas las organizaciones religiosas han logrado sólo
reducir la gran verdad a un mero sistema, un símbolo, un ritual. Lo que importa
no es la vestimenta, la etiqueta, sino el contenido de la conciencia dentro de
nosotros.
El rol de un maestro (el gurú) es el de la lámpara sobre el camino. Uno
no debe sentarse a adorar a la lámpara, uno debe caminar por el camino. Jiddu Krishnamurti
enfatizó repetidamente que tenía muy poco significado si aceptamos o rechazamos
lo que dijo. Sólo cuando lo consideramos, lo cuestionamos, lo examinamos,
averiguamos por nosotros mismos si es verdadero, tiene valor.
En vista de que la verdad y la liberación son algo que el individuo tiene que encontrar por sí mismo, a través de su propio cuestionamiento, cualquier organización que trate de propagar “la verdad” a través de una creencia, conformidad o propaganda, sólo sirve para fomentar el condicionamiento de la mente del individuo o para esclavizarlo. La libertad requiere de un cuestionamiento significativo de toda creencia, prejuicio, conclusión y condicionamiento. Requiere de una conciencia profunda de uno mismo tal como uno es. Porque la verdad no puede ser organizada ni propagada, las organizaciones espirituales que tratan de hacer esto no tienen valor.
En vista de que la verdad y la liberación son algo que el individuo tiene que encontrar por sí mismo, a través de su propio cuestionamiento, cualquier organización que trate de propagar “la verdad” a través de una creencia, conformidad o propaganda, sólo sirve para fomentar el condicionamiento de la mente del individuo o para esclavizarlo. La libertad requiere de un cuestionamiento significativo de toda creencia, prejuicio, conclusión y condicionamiento. Requiere de una conciencia profunda de uno mismo tal como uno es. Porque la verdad no puede ser organizada ni propagada, las organizaciones espirituales que tratan de hacer esto no tienen valor.
4.- El entendimiento intelectual no es un entendimiento real.
A menudo estamos satisfechos con una respuesta intelectual a una
pregunta, y eso pone fin a nuestra búsqueda. Cuando sucede, el entendimiento
intelectual es un obstáculo para descubrir la verdad. Es fácil ver
intelectualmente que uno no debe preocuparse cuando un niño enferma. La
preocupación no ayuda al niño. Lo que le ayuda es que vayamos en busca del
doctor y le demos al paciente la medicina. Desde luego que hacemos eso, ¿pero
esta lógica conclusión impide que nos preocupemos?. ¿El conocimiento de que el
enojo es malo no impide el enojo? La verdad es mucho más profunda que la mera
lógica y razonamiento; y la respuesta intelectual no es una respuesta completa.
Por tanto cuando uno entiende algo sólo intelectualmente uno ha entendido muy
poco. El entendimiento intelectual puede ser útil en algunos asuntos pero es
trivial. Puede reforzarse a través de un libro o a través de otra persona pero
sólo es una patrón de pensamiento que se retiene en la memoria; no debe
confundirse con la realización de la verdad de algo.
Por tanto, si el entendimiento intelectual es una cosa limitada,
entonces ¿qué revela la verdad? Para
esto, uno debe observarse y el proceso de uno es como el de un verdadero
científico cuando observa un fenómeno en el cual está interesado. No desea
cambiarlo, sólo observa sin opción, sin que sus propios deseos interfieran en
su observación. Cuando uno se observa de esa manera, sin opciones y con una
conciencia pasiva, sin un deseo de formar rápidamente una opinión y de llegar a
una conclusión, titubeante, paciente y con escepticismo, para facilitar el
entendimiento de uno mismo y de la vida, sólo entonces uno puede descubrir lo
que es verdadero de lo que es falso; y lo falso se desvanece por sí mismo sin
ningún esfuerzo de voluntad. La ignorancia se disipa en la luz del
entendimiento. Con tal objetivo y con apasionada investigación de uno mismo, de
todas las conclusiones de uno, creencias, apegos, deseos y motivaciones, tiene
muy poco significado identificarse intelectualmente con algún grupo, con alguna
teoría, con alguna creencia y alegar por ella como abogado para el resto de
nuestra vida. Es tan absurdo como decir, “mi país es el mejor país porque yo
nací en él.” Sin embargo, eso es lo que implica el nacionalismo.
Es una tragedia para nuestra vida que nunca nos hayan educado a mirarnos
a nosotros mismos de la manera correcta. Sólo nos educaron para aprender el
mundo exterior y algo para enfrentar sus problemas. Por lo tanto, uno
crece sabiendo tanto del mundo exterior y sin embargo siendo totalmente
ignorante de sí mismo, de los deseos, ambiciones, valores y visión de la vida
de uno. Podremos estar muy preparados en nuestros trabajos pero estamos
totalmente confundidos si el placer nos trae felicidad, si el deseo y el apego
son la misma cosa que el amor, y si las diferencias entre un hombre y
otro se convierten en inequidades.
La felicidad, el amor, la no violencia, la humildad no son algo que uno pueda alcanzar directamente. Llegan como resultado de la búsqueda, del conocimiento de uno mismo y del entendimiento, el cual interiormente limpia nuestra conciencia sin imponer ninguna opinión fija, creencia o patrones de pensamiento. Si uno ve claramente, a través del examen cercano y cuidadoso, que la búsqueda del placer no conduce a la felicidad, entonces nuestra visión por medio del placer en la vida se altera desde el principio y la búsqueda del placer se desvanece sin ningún esfuerzo, sacrificio o supresión. Entonces hay una natural austeridad que es totalmente diferente de la práctica auto impuesta de austeridades. De manera igual si uno realmente llevó a cabo, mediante nuestra propia observación e investigación, que uno no es esencialmente diferente de otro ser humano porque uno comparte con ellos los mismos problemas del miedo, la inseguridad, el deseo, la codicia, la violencia, la soledad el dolor y el interés egoísta, que opera en la conciencia de todos nosotros, entonces uno no sentiría tan diferente de otro ser humano.
A través de nuestra ignorancia damos una importancia tremenda a las relativas diferencias superficiales entre nosotros, como las diferencias en creencias, propiedad, conocimiento, habilidad, que son todas adquisiciones. No nos preguntamos a nosotros mismos por qué damos tanta importancia a nuestras adquisiciones, por qué dejamos que dividan a un hombre de otro, cuando en realidad compartimos la misma conciencia humana. Si mentalmente despojamos a un hombre de su riqueza, posesiones, estatus, creencias y conocimiento y examinamos su conciencia, ¿es realmente diferente de la de otro ser humano?. Sólo como en la casta, color o credo, un ser humano no cambia la composición de su sangre, nuestras adquisiciones ya sean mentales o materiales no alteran el contenido de nuestra conciencia. Si no nos limitamos nosotros mismos de ver la verdad de esto, realizamos la unidad que subyace en toda la humanidad. Es la ignorancia la que nos divide, no las diferencias entre nosotros.
La felicidad, el amor, la no violencia, la humildad no son algo que uno pueda alcanzar directamente. Llegan como resultado de la búsqueda, del conocimiento de uno mismo y del entendimiento, el cual interiormente limpia nuestra conciencia sin imponer ninguna opinión fija, creencia o patrones de pensamiento. Si uno ve claramente, a través del examen cercano y cuidadoso, que la búsqueda del placer no conduce a la felicidad, entonces nuestra visión por medio del placer en la vida se altera desde el principio y la búsqueda del placer se desvanece sin ningún esfuerzo, sacrificio o supresión. Entonces hay una natural austeridad que es totalmente diferente de la práctica auto impuesta de austeridades. De manera igual si uno realmente llevó a cabo, mediante nuestra propia observación e investigación, que uno no es esencialmente diferente de otro ser humano porque uno comparte con ellos los mismos problemas del miedo, la inseguridad, el deseo, la codicia, la violencia, la soledad el dolor y el interés egoísta, que opera en la conciencia de todos nosotros, entonces uno no sentiría tan diferente de otro ser humano.
A través de nuestra ignorancia damos una importancia tremenda a las relativas diferencias superficiales entre nosotros, como las diferencias en creencias, propiedad, conocimiento, habilidad, que son todas adquisiciones. No nos preguntamos a nosotros mismos por qué damos tanta importancia a nuestras adquisiciones, por qué dejamos que dividan a un hombre de otro, cuando en realidad compartimos la misma conciencia humana. Si mentalmente despojamos a un hombre de su riqueza, posesiones, estatus, creencias y conocimiento y examinamos su conciencia, ¿es realmente diferente de la de otro ser humano?. Sólo como en la casta, color o credo, un ser humano no cambia la composición de su sangre, nuestras adquisiciones ya sean mentales o materiales no alteran el contenido de nuestra conciencia. Si no nos limitamos nosotros mismos de ver la verdad de esto, realizamos la unidad que subyace en toda la humanidad. Es la ignorancia la que nos divide, no las diferencias entre nosotros.
5.- Conclusión
La humanidad está atrapada en una gran ilusión, Piensa que puede
resolver los problemas a través de la legislación, a través de la reforma
política y social, a través del progreso científico y tecnológico, a través de
más conocimiento, más riqueza, más poder y mayor control. Podrá resolver
algunos problemas; pero todos son problemas triviales y de curso temporal.
Tendrán el efecto de una aspirina pero no curarán la enfermedad. Iremos creando
nuevos problemas por un lado y tratando de resolverlos por la otra, para
mantener la ilusión del “progreso”. Y no hay mucho tiempo ya, puesto que la
enfermedad está creciendo a un paso salvaje y está a punto de consumir al
hombre. Si el hombre no se transforma interiormente, a través de una mutación
de su psique, pronto formará parte de la lista de las criaturas desafortunadas
que viven un millón de años o algo así en este planeta y que entonces se
extinguirá porque no se pudo adaptarse. No es seguro aún si la evolución del
hombre del mono fue realmente un paso en la dirección de la supervivencia o un
paso retrógrado. Sólo el tiempo lo dirá.
Fuente:
http://www.pkrishna.org/spanish/k_direct_perception_spanish.html
Traducción: Salvador D. Rojas
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