viernes, 5 de abril de 2024

Prodigios esenciales de nuestras vidas

         PRODIGIOS ESENCIALES DE NUESTRAS VIDAS

Hugo Betancur

 

Los prodigios esenciales de nuestras existencias surgen de nuestras acciones, que nos integran al progreso de la vida y de los otros seres vivos.

 

Estas acciones y elecciones son esos prodigios:

1. Asumir nuestro destino.

2. Realizar los cambios y los aprendizajes requeridos.

3. Resolver las situaciones o sortearlas.

4. Liberarnos de culpas y liberar a otros.

5. Conciliar con los eventos vividos.

6. Asumir nuestra responsabilidad en los conflictos y las crisis.

7. Comprender y liberar todas las cargas.

 

Probablemente una vez realizadas estas acciones prodigiosas, nuestras mentes logren descubrir algo parecido a los que llamamos felicidad:  un estado de paz afable y de conformidad con los sucesos y relaciones de nuestras vidas.

 

Hugo Betancur (Colombia)

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lunes, 1 de abril de 2024

Doce acciones de vida sensatas

 
     Monumento a la raza antioqueña. Escultor Rodrigo Arenas Betancur. La Alpujarra. Medellín.

ACCIONES DE VIDA

Hugo Betancur

 

El destino de cada uno no es algo fijo y previsible como los engranajes de los relojes analógicos o de las maquinas industriales.

En todas las relaciones y circunstancias de nuestras vidas se presentan opciones de acción que nos pueden llevar a logros y escenarios distintos y a resultados exitosos o caóticos, a lo que llamamos felicidad o a lo que llamamos fracaso.

Cada uno de nosotros decide qué hacer según las condiciones de su mente.

Resumo  doce pautas útiles para el ejercicio de nuestras vidas.

 

ELECCIONES APROPIADAS:

1. Asumir nuestro destino como se presenta.

2. Disponernos a realizar los cambios propiciados o requeridos para trascender las circunstancias que afrontamos.

3. Disponernos a realizar los aprendizajes propiciados o requeridos para trascender las circunstancias que afrontamos

4. Disponernos a resolver las situaciones y las tareas pertinentes -o sortearlas.

5. Liberarnos de nuestra tendencia a juzgar y estigmatizar.

6. Asumir actitudes de comprensión hacia los actos, las creencias y los comportamientos de otros

7.  Asumir actitudes de conciliación y restauración.

8.  Asumir nuestra responsabilidad en los conflictos y las crisis.

9. Entender que el mundo es un escenario donde representamos nuestros personajes con sus  guiones y papeles.

10. Nuestras culpas y nuestras calificaciones de víctimas o victimarios son nuestras interpretaciones y los yugos que nuestras mentes conforman.

11. Hay unas realidades posibles según nuestros dones y méritos y otras realidades imposibles según nuestras limitaciones y carencias. Alcanzamos lo que resuena con nuestras condiciones.

12. Invoquemos en todo momento la presencia y la Guía de Dios -la comunicación de nuestras Almas con el Creador disipa nuestros temores y nos sincroniza con los ritmos de la vida.

 

Hugo Betancur (Colombia).

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domingo, 24 de marzo de 2024

Doce acciones de vida


DOCE ACCIONES DE VIDA

Hugo Betancur

 

He sido instruido sobre la práctica de doce acciones que le permiten a cada uno de nosotros apropiarse de su existencia y fluir con todos los retos, circunstancias y relaciones que van apareciendo en la historia progresiva de nuestras particulares y efímeras personificaciones.

Podemos elegir…:

1.   Asumir nuestro destino como se presenta, con sus dificultades, sus escollos, su incertidumbre, su inevitable consumación.     

2.   Disponernos a realizar los cambios propiciados o requeridos para trascender las circunstancias que afrontamos (cuando hacemos los cambios, cumplimos los aprendizajes inherentes).

3.   Disponernos a realizar los aprendizajes propiciados o requeridos para trascender las circunstancias (cuando hacemos los aprendizajes podemos acoger los cambios convenientes),

4.   Disponernos a resolver las situaciones y las tareas pertinentes. Si no tenemos la posibilidad de resolverlas, podemos sortear los eventos o postergarlos.

5.   Liberarnos de nuestra tendencia a juzgar y estigmatizar. Nuestros juicios nos llevan a establecer un mundo de opuestos (bueno o malo, mejor o peor, superior o inferior, amigo o enemigo…) donde nos plantamos como adversarios de lo que rechazamos o impugnamos.

6.   Asumir actitudes de comprensión hacia los actos, las creencias y los comportamientos de otros, que muchas veces no son propios de una mente inteligente y justa sino de ególatras desbocados, ambiciosos y hostiles (quienes actúan con mentes de tontos -sin conciencia ni responsabilidad moral-). Nuestra comprensión no es pasiva: en ocasiones nos lleva a establecer acciones y estrategias para contenerlos e impedir su destructividad.

7.   Asumir actitudes de conciliación y restauración: nos alejamos de nuestras trincheras de exasperados combatientes y establecemos acuerdos y condiciones de paz -si los otros muestran igual disposición, esto es posible; si persisten en las pugnas y los ataques, tal vez debamos alejarnos o instaurar nuestros refugios.

8.   Asumir nuestra responsabilidad en los conflictos y las crisis. Todo lo que nos sucede tiene una causa anterior en que participamos.

9. Entender que el mundo es un escenario donde representamos nuestros personajes -igual que los actores de las películas, tenemos unos guiones y unos papeles por representar y estamos enlistados en el reparto.

10.    Nuestras culpas y nuestras calificaciones de víctimas o victimarios son nuestras interpretaciones. En el transcurso  de la vida, unos y otros somos arrojados a unos espacios de interacción donde los buenos y los malvados nos entrecruzamos y protagonizamos nuestros actos armonizando con nuestras bondades o asolando con nuestras maldades  (no logramos encontrar explicaciones satisfactorias para los actos de los homicidas y los depredadores en nuestras reflexiones de este plano de realidad, aunque algunos teóricos lo definen como dharma o karma según las acciones de nuestras vidas previas en una escala espiritual evolutiva).

11.   Hay unas realidades posibles según nuestros dones y méritos y otras realidades imposibles según nuestras limitaciones y carencias. Muchas veces quien duerme se siente aterrorizado por sus pesadillas. Muchas veces quien sueña despierto se da cuenta que el cumplimiento de sus fantasías es solo una ilusión de su mente.

12.   Invoquemos en todo momento la presencia y la Guía de Dios en nuestras vidas para que nos sea dispensada la paz, la felicidad y el bienestar que nos corresponda. Todo es fruto de una Creación Inteligente que sobrepasa nuestro conocimiento y nuestra imaginación, y todo es tan pasajero como nuestra incertidumbre y nuestros temores.

 

Hugo Betancur (Colombia)

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lunes, 18 de marzo de 2024

Necesitados de otros: parejas disparejas.


                                                 Sculpture Seated Youth. Wilhelm Lehmbruck at Stadel Museum in Frankfurt, Germany.

NECESITADOS

Hugo Betancur

 

No nos es posible manifestar amor hacia otros desde una mentalidad de “necesitados” o de “buscadores” de amor. Con esas expectativas tal vez logremos establecer relaciones con seres humanos que tengan una fijación parecida -y ese nexo conformado tendrá características de intercambio, o de provisión mutua, o de parasitismo, condicionadas a la satisfacción o al cumplimiento de los requisitos comunes.

Expresamos el amor si lo hemos descubierto en nosotros, y solo desde una condición de integridad -sentirnos completos.

Cuando nos atenemos a la creencia de buscar o ansiar encontrar una pareja que nos complemente, que nos aporte lo que nos falta, nos plantamos en una posición de desposeídos o de incompletos y solo podremos obtener nuestros proveedores o dispensadores de aquello de lo que carecemos -cuidados y acompañamiento, asistencia o funcionalidad sexual, asistencia económica, improvisación de relaciones con decorado romántico  -y talvez esos abastecedores sean muy inestables e insuficientes.

[Retomo la imagen de las piezas troqueladas en cartón de un puzle, que debemos colocar en una posición predeterminada por los fabricantes, encajando los extremos salientes en las bahías o entrantes correspondientes hasta armar el conjunto completo que nos muestre las imágenes impresas -paisajes, ambientes, animales, personajes…-: todas las partes litografiadas son complementarias. En la sociedad humana, las partes suman y aportan sus acciones y cualidades, más como una integración que como una complementación al conjunto.]

Quien traza los objetivos de ser atendido o aprovisionado asume un papel de insolvente y debe persuadir a otros para que  sacien sus intereses, sus ambiciones, y sus carencias.

En las relaciones instituidas con el requerimiento de la resolución de necesidades no está presente el libre albedrío.

Estas relaciones artificiosas donde una parte tiene más y la otra tiene menos son dispares -y quizá obliguen a quien espera ser completado a encubrir sus objetivos utilizando  narrativas afectuosas y compensaciones forzosas desprovistas de sinceridad.

Las relaciones amorosas no son negociaciones de ganancia y retribuciones agradecidas sino proyecciones de bienestar y bondad.

Podemos definir el amor con los tres sustantivos que le son propios: servicio, comprensión y compasión.

Sin embargo, cada uno de nosotros tenemos limitaciones que nos restringen a comportamientos y actitudes disociadoras que nuestras mentes no logran vencer. En muchas ocasiones relegamos las soluciones y acrecentamos nuestras crisis.

Es probable que el amor sea solo una gracia; sin embargo, es la gracia plena que cada uno puede alcanzar y que confiere a su vida y a las de quienes le rodean la más prodigiosa realización en su destino.

Nuestra insatisfacción, nuestras infelicidad y nuestra incertidumbre pueden incentivar nuestros aprendizajes y nuestros propósitos de cambio -cada uno de nosotros puede trascenderlos  cuando nos hacemos conscientes de los procesos  de la vida y  de la potestad de reconfigurar nuestras creencias ejerciendo nuestro libre albedrío.

 

Hugo Betancur (Colombia)

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domingo, 3 de marzo de 2024

Mentes fijadas y quietas

 

                                                                                                Fotografía por Diana Valderrama. Moco Museum. Barcelona.

MENTES FIJADAS

 

Hugo Betancur

 

 

Cada uno de nosotros elabora un retrato del mundo según las percepciones de su mente. Observamos y analizamos nuestras relaciones, nuestras vivencias, los sentimientos y las emociones que experimentamos. De todo eso, hacemos un depósito de creencias, interpretaciones y consideraciones que fijamos en nuestras mentes -emulamos a los fotógrafos que captaban las imágenes de la vida con sus cámaras y procedían después a revelar y fijar los rollos de película para blanco y negro y las fotos en el papel en los cuartos oscuros.


Si desechamos los aprendizajes y los cambios, no podemos optar por la libertad de elegir y de crear porque nos parapetamos en las creencias fijas que nos enganchan.  


Nuestras dudas, nuestra confusión y nuestra incertidumbre nos confrontan con nuestras creencias: nos llevan a preguntarnos qué tan útiles y provechosas son, cuánta satisfacción y progreso nos procuran, qué armonía propician en nuestras relaciones.


Como los fotógrafos de antes revelaban sus rollos de película en el cuarto oscuro para recuperar las imágenes captadas por las lentes tal vez nosotros podamos revelar en el espacio insondable de nuestras mentes la realidad que percibimos con nuestros sentidos y con el ejercicio del razonamiento. Sin embargo, lo que interpretamos como realidad puede ser solo una imagen aparente y desenfocada, que encubre seres vivos, o cosas, o situaciones con cualidades y contenidos distintos y más ciertos -imaginemos una fachada suntuosa de una casona antigua que contrasta con aposentos ruinosos y vacíos, o un cascarón de vivienda descolorido y vetusto que atesore adentro mobiliario hermoso, pinturas clásicas invaluables y costosos objetos decorativos.


Una vez fijadas las fotos con esas técnicas antiguas, el proceso no puede ser revertido en el cuarto oscuro. Las fijaciones de nuestras mentes  podemos cambiarlas cuando entendemos como las hemos estructurado y decidimos removerlas.


Las ilusiones van apareciendo como algo real para nosotros a lo largo de nuestras vidas, y las mantenemos vigentes hasta que la realidad las arrasa. (Los gurús de la felicidad imaginaria siguen pregonando que basta creer en las ilusiones para materializarlas o plasmarlas).  Lo que llamamos realidad subyace debajo o está sobrepuesto a las ilusiones, y ninguno de los dos conceptos es sinónimo del otro. 


Muchos espectadores y autores a través del tiempo han afirmado que el propósito de la existencia es la búsqueda de objetivos -dinero a manos llenas, éxito reconocido socialmente, conyugues portadores de felicidad, placer sexual, jerarquías institucionales, poder político, propiedades urbanas o rurales, diplomas de estudio.


Es posible que algunas de esas conquistas puedan ser alcanzadas por quienes las ambicionan, lo que dependerá de sus talentos y condiciones para hacerlas plausibles.


Según nuestras creencias, nos fijamos metas y unos puntos de corte donde esperamos que sucederán. Sin embargo, nuestras creencias son solo presunciones o esperanzas con que atestamos nuestras mentes y que nos sirven más como lastre que como brújulas para orientarnos. A esas creencias les ponemos un ancla y las fijamos -como los marineros a sus barcos en los puertos para que el  oleaje y las mareas no los arrastren al océano.


Cuando fijamos nuestras creencias, pausamos nuestras indagaciones y los aprendizajes que pudieran impulsarnos a avanzar -nos conformamos y nos quedamos detenidos, sin iniciativa y sin motivaciones para proseguir.


Los seres humanos crecemos y maduramos en nuestra constitución física y en nuestra apropiación de vivencias, afectos e ideas -algunos tal vez lo hagamos con mayor eficiencia y beneficios y otros quizá no lo logren.


Como actores en los escenarios del mundo, avanzamos hacia el ocaso y cumplimos nuestros destinos y nuestros roles con la lentitud o la presteza que nos corresponda. La película no para de correr y a su término los créditos que se desplazan ascendiendo en la pantalla sobre un fondo negro registran los nombres de quienes participaron en su ejecución. ¿Qué impresión, qué emociones y sentimientos suscita en el público que la mira, en quienes la presencian? (Quizá hagan sus críticas, sus observaciones inteligentes, sus glosas o aplausos, cuando ya no es posible editarla de nuevo porque es un producto acabado). 

 

Volvemos atrás solo en el pensamiento y en la memoria, siempre insuficientes e inexactos, y repasamos obsesivos los sucesos vivenciados.


Nos quedamos fijados, inmóviles en estados de la mente contemplativos donde el progreso cesa y no nos es posible retroceder hacia el tiempo y las relaciones que ya experimentamos.


En nuestras rutinas de fijación, repetimos especulaciones, pensamientos, discursos circulares en que damos vueltas infructuosas y agotadoras -imitamos mecánicamente a los relojes de manecillas que  cumplen funciones de registro con su recorrido horario repetido y previsible.


Muchas creencias grabadas en nuestra memoria proceden del ámbito familiar donde recibimos atenciones y cuidados que nos halagaban y nos predisponían a asimilar las tradiciones, la cultura y las órdenes hogareñas sumisa y espontáneamente, complacidos por la estancia en esos ambientes protectores y de provisión.


Rumiamos nuestras fijaciones y nuestras creencias y nos excusamos de modificar los contenidos de nuestras mentes acogiéndonos a una inercia sumisa y aletargada.


Con nuestras fijaciones nos habituamos  a vernos y a ver a otros monótonamente, bajo la asignación de roles y atributos invariables, muchas veces discriminadores y degradantes, lo que nos expone a conflictos y confrontaciones hostiles.


Para resolver nuestras fijaciones y trascenderlas debemos identificarlas, hacernos conscientes de la rigidez mental que nos lleva a adoptarlas -solo quien reconoce sus limitaciones y sus errores puede establecer el propósito y las acciones de cambio que le permitan ser más amable consigo mismo y con otros.


Muchas de nuestras creencias las hemos recibido pasivamente; otras las hemos deducido de nuestra observación y participación en los procesos y relaciones de nuestras vidas. ¿Qué tan flexibles y pragmáticos somos para dejarlas ir cuando descubrimos que nos confunden y nos impiden alcanzar nuestra paz?

 

Hugo Betancur (Colombia)

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RECUERDO:

A mis 16 años, don Miguel Martínez, el fotógrafo de mi pueblo, me enseño la técnica de revelado de las películas de celuloide y de las hojas de papel impregnadas de bromuro de plata.

Cada rollo de película o cada cartulina los sumergíamos en un líquido revelador, luego en un líquido que pausaba o detenía el revelado, y finalmente en un líquido fijador.

Cada rollo de película sacado de la cámara lo consideramos un negativo que revelamos para visibilizar lo captado, que luego positivamos al proyectarlo sobre el papel fotográfico -lo más oscuro en el negativo pasa a ser claro y lo más claro pasa a ser oscuro. Lo que aparece en la película de celuloide revelada son las imágenes negativas, con tonos invertidos, que una vez reflejadas sobre el papel con la ampliadora y reveladas y fijadas nos muestran retratos de la realidad con sus gradaciones de blanco, grises y  negro en las fotos de antes, o con la gama de colores en las de ahora.

Una vez fijadas las fotos con esas técnicas, el proceso no puede ser revertido en el cuarto oscuro.

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