lunes, 23 de enero de 2012

Psiquiatra y paciente, dos incomunicados.

                                                                                                                       Autorretrato de Vincent Van Gogh.

PSIQUIATRAS Y SUS PACIENTES:

¿EMPATICOS Y COOPERATIVOS O ISLAS INCOMUNICADAS?

 

Hugo Betancur

 

Drogas “psiquiátricas”

 

Las denominadas “drogas psiquiátricas” no tienen efecto sobre la psiquis de los pacientes que las toman sino sobre su organismo físico y sobre su cerebro. Son sustancias toxicas para el sistema nervioso, que embotan tanto su percepción sensorial como su desempeño habitual, y que bloquean las áreas del cerebro relacionadas con las manifestaciones anormales de los pacientes -esto impide que ellos expresen sus comportamientos discordantes y desconcertantes. Sin embargo, esos fármacos no resuelven la condición clínica diagnosticada –los silencia o los pasma bioquímicamente mientras dura su acción, por lo que deben consumirlos regularmente para ahuyentar sus síntomas.

 

Trastornos del cuerpo versus trastornos de la mente

 

La experiencia médica y psicológica nos enseña que los trastornos de personalidad denominados "trastornos afectivos, trastornos de ansiedad, trastornos depresivos..." son distorsiones en las relaciones entre seres humanos y no enfermedades del cerebro ni del cuerpo.

Otras condiciones diagnosticadas como enfermedades psiquiátricas orgánicas, están en la dimensión de la mente (esquizofrenia, trastorno de personalidad múltiple, demencias...) y nos advierten que hay procesos de la vida de los pacientes que los afectan psíquicamente -tienen una historia asociada y unos antecedentes afectivos y de dificultades en sus relaciones que los hacen vulnerables a esa ruptura con la normalidad que padecen.

La terapia requerida en estos casos debe profundizar en las causas previas que conmocionaron a los pacientes: ¿qué evento del pasado persiste en sus mentes tan dramáticamente que sus comportamientos parecen desatinados o caóticos, incoherentes y confusos?, ¿qué relación o influencia inusitada los lleva a expresarse fuera del contexto o entorno en que se desenvuelven, muchas veces con interpretaciones o ideas incomprensibles para quienes les rodean?, ¿qué fenómeno afecta su percepción o qué motiva sus alucinaciones y las distorsiones que relatan de lo que otros vemos como real?

Las drogas psiquiátricas no modifican ni cambian la mentalidad de las personas: solo tienen efectos bioquímicos en el organismo sin cambiar las creencias que conformaron sus síntomas psicológicos.

Los procesos de la mente solo cambian con acciones de comprensión y de aprendizaje de los pacientes sobre sus condiciones de vida, sus relaciones y la utilidad de aceptar y soltar la carga de sus amarguras y sus frustraciones. Estos pacientes deben ser asistidos porque se sienten marginados y enfermos. Y la medicina óptima es aquella que los retorne a la normalidad, no la que los adormece y los postra. Es imprescindible remover o resolver las causas para que los efectos cesen. El mayor requerimiento de estos seres humanos agobiados y perturbados es la liberación de sus mentes que les permita realizar un cambio en su entendimiento de la vida y de sus relaciones.

Hemos comprobado que a través de algunos de estos pacientes diagnosticados como dementes o “psiquiátricos” se manifiestan o comunican otros seres diferentes a ellos -sus gestos, ademanes y actuaciones parecen corresponder a otras personalidades: ¿cómo otra u otras mentes han invadido la suya?, ¿podemos explicar esto físicamente o atribuírselo a un irregular funcionamiento de su sistema nervioso?

Obviamente, nuestra medicina occidental monótonamente orgánica no ha podido encontrar un proceso bioquímico o neuronal que explique por qué o cómo estos pacientes conforman una personalidad distinta, con una información ajena a su experiencia particular y a su cultura y con un discurso que no parece adecuado para su formación y vivencias.

(Curiosamente, cuando logramos interactuar con algunos de estos pacientes por medio de la hipnosis clínica, ellos entran en un estado alterado de conciencia donde revelan situaciones y caracteres que interpretamos como pertenecientes a existencias o identidades que no corresponden a su existencia actual y que ellos asumen como propias, con sus dificultades, sentimientos y emociones inherentes –tendemos a interpretar este acontecimiento como algo que pareciera estar sucediendo en una dimensión paralela o distante a la que su mente puede acceder en el momento actual).

Muchos psiquiatras tienen un precario entrenamiento psicológico, lo que los limita para comprender los procesos emocionales, familiares y culturales que hacen vulnerables a muchos seres humanos al conflicto, las crisis de interacción de su personalidad con el entorno y con los demás y la percepción de sentirse fuera de contexto.

Los fármacos llamados “drogas psiquiátricas” intoxican el organismo y producen graves trastornos funcionales en el sistema nervioso central -a medida que pasa el tiempo, con un consumo regular de esas sustancias, los pacientes van perdiendo su habilidad para las actividades habituales de sus vidas: se tornan torpes, lentos, pasmados, planos en las expresiones de sus emociones, apagados y fatigados.

Estos químicos tornan a los pacientes dóciles, obedientes y robóticos -como dice eufemísticamente un amigo terapeuta: "los sacan de la circulación".

Mientras tanto, los trastornos de su mentalidad no resueltos, siguen presentes, aunque hayan sido velados por el embotamiento producido por las sustancias químicas que les han sido recetadas y que siguen consumiendo.

Sólo unos pocos trastornos mentales tienen causas orgánicas, por lo que podemos considerarlos como enfermedades físicas que al afectar el cerebro son reflejadas en los comportamientos de los pacientes; sin embargo, el diagnóstico de  estas es posible por medio de exámenes paraclínicos -si responden al tratamiento médico, los síntomas desaparecen y las personas pueden retornar a sus vidas normales.

Con indicaciones clínicas y prácticas pertinentes, en los servicios de urgencias usamos algunos de estos fármacos con acción sobre el sistema nervioso central cuando nuestros pacientes ingresan en estados anormales  de agitación psico-motora, por lo que es adecuado sedarlos, disminuir su ansiedad y llevarlos a un estado de relajación muscular con el propósito de aliviarlos y asistirlos.  Sin embargo, la causa de sus trastornos es lo que debemos tratar y resolver con todos los pacientes, pues los efectos son solo la advertencia de que su equilibrio ha sido afectado por algo o por alguien. Las sustancias químicas no pueden transformar sus mentes: sólo ellos pueden hacerlo, con acciones de cambio sobre sus hábitos y sobre las percepciones e informaciones conflictivas que los sacuden. Y es preciso ayudarles a liberarse de aquello que han “incorporado” a sus mentes y que propicia todas esas perturbaciones que les han quitado la autonomía de sus vidas.

 

Hugo Betancur (Colombia)

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Para ver listado de diagnósticos de “enfermedades mentales” del CIE 10 (Clasificación Internacional de Enfermedades) publicado por la Organización Mundial de la Salud, ir a:

Psicoactiva.com/cie10

 

Encontrado en Internet un libro relacionado con este tema “La invención de trastornos mentales” escrito por un biólogo y un psicólogo reconocidos:

http://www.asmi.es/arc/doc/La_invencion_de_enfermedades_mentales.pdf

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Otras ideas de vida en:

 

http://hugobetancur.blogspot.com/

 

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