MANÍA:
cuando actividades y creencias
aparecen
como más importantes que los seres humanos.
Hugo
Betancur
El diccionario de la Real
Academia Española define manía como
"extravagancia, preocupación caprichosa por un tema o cosa
determinada". Las manías son ideas fijas; quienes las
padecen hacen un culto rutinario a su ejecución precisa e inaplazable.
Necesariamente los
personajes maníacos se vuelven conflictivos. Para ellos o ellas, los
demás seres humanos deben cumplir rígidamente las condiciones que su
comportamiento les imponen.
Vemos a las personas
maníacas empeñadas en un riguroso ordenamiento de objetos y ambientes, y en una
actitud constante de voraz vigilancia sobre los demás.
Cuando alguien actúa en
una forma diferente a la que el maníaco ha establecido como aceptable o
adecuada, este se muestra inconforme y hostil.
Normalmente, como una
característica destacada de su personalidad, el maníaco se considera a sí mismo
una autoridad; por esa razón intenta oprimir a otros exigiéndoles que se
ajusten a sus normas y pretensiones. (Si el maníaco ocupa una jerarquía
superior dentro de la rutina social o laboral, su autoritarismo se desmanda.)
Si el maníaco no puede
imponer sus condiciones porque en su escenario otros tienen un rango más elevado
que el suyo, entonces protesta veladamente, o se siente víctima de ellos, o
adopta estrategias para convencerlos sobre los valores y conveniencias de su
particular estricta elección.
En su extremado celo por
preservar sus manías, se torna previsivo y pedagógico y alecciona a los
posibles infractores de sus requisitos, advirtiéndoles sobre los riesgos que
podrían afrontar si no proceden en la forma que él considera correcta.
Les ilustra claramente sobre cómo proceder para evitarle frustraciones y
enojos.
La persona maníaca adquiere rasgos de
inflexibilidad en defensa de sus obsesiones. Se torna intolerante y
recelosa, y tiende a recordar con resentimiento, amargura o expresiones de
reproche las acciones de los demás que no se ajustaron a los moldes de sus
expectativas; puede llegar al extremo de tomar venganza como reacción de
castigo contra los transgresores de sus demandas.
Sus relaciones se tornan
tirantes. Quienes rodean a estos personajes adoptan conductas
imprevistas: algunas veces, tolerantes como estrategia para una interrelación
cordial; otras veces, fingidamente obedientes: ocasionalmente, abiertamente
reactivas y de franca oposición cuando las circunstancias parecen caóticas.
Siempre los maníacos
restringen las actividades de quienes comparten sus espacios con ellos.
Traen del pasado una carga de rituales obligatorios en sus mentes.
Se niegan sistemáticamente la opción de fluir libre y espontáneamente con
su prójimo en relaciones de respeto, solidaridad, comprensión y entendimiento
equitativo.
Objetivos y creencias
parecen volverse tan prioritarias para ellos que responden a las
manifestaciones de otras personas con ademanes y expresiones disociadoras y
desdeñosas –hasta con actitudes arrogantes y desafiantes cuando su vano ego se
desenfrena.
Cada situación que
atraviesan y cada manía que repiten alteran su desempeño.
Ninguna persona cambia si
no ha establecido ese propósito en su mente. Normalmente, las personas
aquejadas por este padecimiento carecen de una consciencia autocrítica que les
permita verse a sí mismas en sus relaciones, o son demasiado egocéntricas, o tienen
un bloqueo hacia la comunicación y rehúsan el diálogo constructivo con los
demás. Con frecuencia encontramos en estas personas una sobrevaloración
inadecuada de sí mismas y un complejo de superioridad –que realmente es
solo jactancia- que las lleva a exigir el culto a sus personalidades y un
reconocimiento adulador de los demás.
Con el transcurso del
tiempo, la infelicidad ensombrece las vidas de los seres humanos que adoptan
esta monótona y deplorable tendencia maníaca, y obliga a sus allegados a
interactuar cautelosa y prudentemente junto a ellos.
Cuando se vuelven
incontrolables y perturbadores, los maníacos, por su voluntad o por la presión
de sus allegados, acuden a una evaluación médica. Inevitablemente son
diagnosticados con alguno de los ítems previstos en el capítulo de trastornos
afectivos y del comportamiento. Posiblemente reciban una prescripción de
fármacos que actúan sobre el cerebro para bajarles el ímpetu y refrenar las
expresiones desaforadas que sus mentes no lograron resolver con
ecuanimidad.
Hugo Betancur
Clasificación de trastornos mentales. CIE 10. Criterios
de la OMS.
(F30-39 Trastornos del afectivos.):
https://ais.paho.org/classifications/Chapters/CAP05.html?zoom_highlight=egodist%F3nica
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