ASÍ REFLEXIONABA
JIDDU KRISHNAMURTI
Citas del libro “La mente que no mide”.
“LA CAUSA FUNDAMENTAL DE LA CONFUSIÓN
“Esta no es una conferencia sobre un tema en
particular con el fin de adoctrinarlos y moldear sus pensamientos u opiniones,
sino que es más bien una conversación entre dos personas, ustedes y quien les
habla. Somos dos amigos que, sentados en el banco de un parque, discutimos
juntos acerca de nuestros problemas, dos amigos profundamente interesados en lo
que está ocurriendo a nuestro alrededor, en la confusión y el caos que imperan
en todas partes del mundo.
“No sé si ustedes tienen un amigo con el que
hablan, al que le revelan sus propios sentimientos, sus conceptos, sus ideas,
sus desengaños, etcétera. Vamos a conversar juntos de esa manera explorando,
investigando sin ningún prejuicio, con una gran amistad, que implica un gran
afecto, y respetándonos uno a otro, sin que haya ninguna clase de pensamientos
o motivos ocultos.
“En primer lugar, veamos sin prejuicio alguno no
como alemán, inglés, americano o ruso- lo que está sucediendo alrededor de
nosotros, exteriormente. Somos seres humanos, cualquiera que sea el país al que
pertenezcamos. Uno observa países que atraviesan por una enorme confusión, por
una gran incertidumbre; hay muchísimo caos. La gente está desorientada. Pero,
infortunadamente, al estar condicionados, confundidos, inseguros, tratamos de
encontrar una solución en el pasado, y nos volvemos a nuestras tradiciones.
“Esto es lo que está ocurriendo en todo el mundo.
Están los fundamentalistas que aceptan la Biblia como su autoridad, los
fundamentalistas islámicos que acuden al Corán. Y están los fundamentalistas
que acuden a Marx. Así, cuando nos sentimos inseguros, confundidos, grandemente
perturbados, acudimos al pasado, a algún tipo de autoridad, a cierta clase de
libros, con el fin de encontrar una orientación.
“Ahora bien; en este país, como pueden observar,
hay demasiados libros, demasiados marbetes. De modo que aquí* la tradición es
incierta. Ustedes tienen todos los líderes, todos los gurús, pero todos
aquellos que se titulan santos, no han ayudado a la humanidad. [*aquí, se
refiere a la India, donde Krishnamurti expone estas reflexiones.]
“¿Cuál es la causa fundamental de toda esta
confusión? Cuando uno puede encontrar la causa, entonces puede ponerle fin una
causa tiene un final. Nos estamos preguntando cuál es la causa o cuáles son las
causas de esta confusión, de esta falta de integridad, de esta sensación de
extremo deterioro. ¿Cuál es el origen de todo esto?
“Casi todos nosotros jugamos con los síntomas.
Decimos que ello se debe a la superpoblación, a los malos gobiernos. Es igual
en todo el mundo falta de dirección, falta de moralidad. Son todos síntomas.
Uno jamás se pregunta cuál es la causa de todo esto.
“Cuando empezamos a investigar la causa, cada uno
de nosotros ofrece opiniones diferentes. Cuanto más eruditos somos, tanto mayor
es nuestra afirmación acerca de la causa o las causas. Pero nosotros no somos
personas muy eruditas. Somos personas comunes, legos, no somos muy brillantes
ni muy inteligentes. Pero estamos presos en esta confusión que existe en el
mundo y aquí, en este país.
“Cada nación, cada grupo está preparándose para la
guerra. Todos los países, especialmente los países industriales, están
proveyendo de armamentos al resto del mundo. Nadie pregunta: "¿Por qué
hemos de tener guerras, por qué tenemos que matarnos, que asesinarnos unos a
otros?" Se habla de detener las guerras nucleares, pero no de poner fin a
todas las guerras.
“¿Por qué los seres humanos se han reducido a sí
mismos a esta condición? Es una pregunta muy importante. ¿Por qué tenemos que
matar a otras personas? ¿Es por nuestra nación, por nuestro grupo particular?
Hemos aceptado la idea de la guerra como un proceso histórico, y ella se ha
vuelto una realidad. Pero el origen de todo esto es que vivimos en una ilusión,
la ilusión de que nuestro país debe ser protegido. ¿Qué es el país de uno? ¿Qué
es lo que está protegiendo cada uno de ustedes? ¿Su casa, su hogar, sus ideas,
su cuenta bancaria? Todo el mundo se está deteriorando, se está derrumbando, y
nosotros no investigamos las causas fundamentales. “Entonces, ¿cuál es la
causa? ¿Es que tanto hemos acudido en procura de ayuda a los líderes políticos,
religiosos y económicos con sus ideas particulares, con sus peculiares
sistemas, que siempre estamos dependiendo de otros para que nos guíen, para que
nos digan lo que debemos hacer? ¿Es ése el origen, la causa fundamental de
esto, o culpan ustedes al medio en que viven?
“El medio en que viven es el gobierno que no tiene
un líder adecuado, un gurú honesto. Ése es el medio algo exterior a nosotros.
¿Es ésa la causa de esto, lo cual significa que hemos confiado enteramente en
la autoridad la autoridad de la tradición, la autoridad de los libros, de los
líderes, de los gurús, etc.? Cuando uno depende así, poco a poco se debilita,
se enferma, es incapaz de pensar claramente. Este es un hecho.
“Los periódicos les dicen a ustedes lo que deben
pensar. Todas las reuniones a las que asisten, los discursos que escuchan, los
adoctrinan. De modo que la falta de confianza en nosotros mismos, la falta de
un sentido de responsabilidad por nosotros mismos, puede que sea el origen
fundamental de toda esta confusión. Nos hemos vuelto irresponsables porque
dependemos.
“LA DEPENDENCIA
“¿Es posible ser una luz para sí mismo y no
depender de ninguna persona? Uno tiene que depender del lechero, del cartero,
del policía que cuida el orden en los cruces de las calles. Uno depende del
médico, del cirujano. Pero en lo interno, en lo psicológico, si podemos ser una
luz para nosotros mismos, no tenemos que depender de nadie para pensar
claramente, para observar nuestras propias reacciones y respuestas.
“¿Comprenden lo que esto significa ser luz para uno
mismo? No es la confianza en uno mismo, la cual forma parte de la condición
egocéntrica, egotista. Pero el ser luz para sí mismo, requiere gran libertad,
un cerebro muy claro, no un cerebro condicionado. Y tener un cerebro activo,
capaz de afrontar retos, de cuestionar, de dudar, implica tener energía. Pero
cuando uno depende de otros, pierde la energía.
“Prosigamos, pues, a partir de ahí. La mente, el
cerebro de ustedes, ¿está condicionado? ¿Entienden esa palabra 'condicionado'?
Desde el instante en que nacemos, el cerebro va siendo condicionado, moldeado
por la tradición, por la religión, por la literatura que leemos, por los
periódicos, por nuestros padres.
“El cerebro ha vivido por millones de años. Ha
tenido innumerables experiencias. Se ha enfrentado a guerras, al dolor, al
placer, a sufrimientos, agonías, grandes perturbaciones. Y está condicionado
como hindú, sikh, musulmán, cristiano... ¿Por qué está condicionado?
Estamos investigando seriamente si el
condicionamiento de nuestro cerebro puede terminar. ¿Nos damos cuenta de ese
condicionamiento, vemos claramente que estamos condicionados? ¿Al menos en esto
estamos de acuerdo ustedes y yo? Si uno se halla condicionado, eso implica que
su existencia se vuelve mecánica uno repite que es hindú, que es musulmán, que
es marxista y así sucesivamente. Nuestro cerebro se vuelve mecánico, repitiendo
la misma cosa una y otra y otra vez.
“Así que, en primer lugar, conversando uno con otro
como dos amigos, ¿nos damos cuenta realmente de que nuestros cerebros están
condicionados? Entonces nos preguntamos si es posible librar al cerebro de ser
hindú, musulmán, cristiano, marxista. Somos seres humanos, no etiquetas. Pero
las etiquetas cuentan muchísimo. Eso es lo que ocurre.
“LIBERTAD Y CONDICIONAMIENTO
“Cuando hay condicionamiento, no hay libertad. No
puede haber amor, no puede haber afecto. Es imperativo, absolutamente esencial
para el futuro de la humanidad, que nos ocupemos de investigar el cerebro con
su condicionamiento. Si nos damos cuenta de eso, entonces podemos proceder a
averiguar si es posible liberar al cerebro. Se sobreentiende que la relación
entre el cerebro y la mente puede darse cuando el cerebro es completamente
libre. Entonces el cerebro es la mente. Examinaremos esto más tarde a medida
que avancemos.
“Estamos condicionados, y nos preguntamos si es
posible librarnos de ese condicionamiento. No digan que sí o que no, porque eso
sería absurdo; mientras que si investigan, entonces están aprendiendo gracias a
la investigación. ¿Por dónde empiezan a investigar si es posible liberar al
cerebro de su condicionamiento, a investigar si es posible no ser un hindú o un
musulmán o un sikh, sino un ser humano con todos los afanes, las ansiedades,
las incertidumbres de la humanidad, con toda la profundidad de la angustia y el
dolor humanos?
“¿Empezarán a investigar desde afuera, o empezarán
a hacerlo desde adentro? O sea, ¿es el mundo exterior diferente del mundo en
que vivimos internamente? ¿Comprenden esa pregunta? La sociedad, la moral, el
mundo exterior, ¿es diferente de ustedes, o son ustedes los que lo han creado?
Por favor, consideren esto. El mundo es cada uno de ustedes, y cada uno de
ustedes es el mundo. Es muy importante que esto se comprenda.
“En nuestro desorden, en nuestra confusión, en
nuestro deseo de seguridad, hemos creado un mundo exterior a nosotros, que es
la sociedad, la cual es corrupta, inmoral, confusa y está permanentemente en
guerra, porque nosotros mismos estamos internamente confundidos y en conflicto.
“COMENZAR POR UNO MISMO
“Entonces, ¿por dónde comienzan, sabiendo que son
ustedes los que han creado este mundo? Tienen que comenzar consigo mismos, no
con la modificación del sistema, del mundo exterior. Eso implica no ir en busca
de un nuevo líder, un nuevo sistema, una nueva filosofía o nuevos gurús, sino
mirarse cada uno a sí mismo tal como es. ¿Pueden ustedes observarse a sí mismos
como observarían el propio rostro en un espejo? ¿Pueden observar así sus
reacciones, sus respuestas? Porque sus reacciones y sus respuestas son lo que
son ustedes. Por lo tanto, comencemos a investigar ahí.
“La vida es un proceso de relación. La vida no
existe sin relación. Éste es un hecho. Uno puede ser un ermitaño, un monje,
puede apartarse de toda la sociedad, pero está relacionado. Como ser humano,
uno no puede evadir el estar relacionado. Estamos relacionados con nuestra
esposa, con nuestro marido, con nuestros hijos, estamos relacionados con
nuestro gobierno, nos relacionamos con el ermitaño que se retira del mundo,
porque lo alimentamos, y él a su vez, está relacionado con sus ideas.
“De modo que la relación es la base de la
existencia humana. Sin relación no hay existencia. Ustedes se relacionan, o
bien con el pasado, es decir, con toda la tradición, con todos los recuerdos,
con los monjes, o se relacionan con alguna ideación sobre el futuro. Por lo
tanto, la relación es la cosa más importante en la vida. ¿Ven la verdad de eso,
no verbalmente, no con el intelecto, sino realmente, con la mente y el
corazón?
“Estamos investigando qué relación establecen
ustedes con otro, sea esta relación íntima o no. ¿Es que desde la infancia se
les lastima, se les hiere psicológicamente y, en consecuencia, desde esa
lastimadura, desde esa herida psicológica engendran ustedes violencia?
“La consecuencia de hallarnos lastimados, heridos
internamente, es que nos encerramos más y más en nosotros mismos a fin de que
no se nos lastime. Y nuestra relación con otro se vuelve entonces muy estrecha,
muy limitada.
“Primero debemos investigar y descubrir si es
posible que uno no sea lastimado jamás. ¿Cuál es el origen de que nos sintamos
lastimados psicológicamente? ¿Cuál es la causa? Cuando digo que me siento
lastimado, que me han lastimado en mi orgullo, ¿qué significa eso? Mi maestro
me ha lastimado, me han lastimado mis padres. Todos nos sentimos lastimados.
Todos estamos psicológicamente heridos por un incidente, por una palabra, una
mirada, un gesto. ¿Qué es, entonces, lo que se halla lastimado? Uno dice:
"Yo me siento lastimado". ¿Qué es ese 'yo' al que lastiman? ¿No es
acaso una imagen que hemos construido de nosotros mismos?
“Estamos formulando una pregunta muy seria: ¿Qué es
lo que está lastimado? El cerebro tiene la capacidad de crear imágenes. Las
imágenes son las ilusiones. Nosotros tenemos ilusiones; la guerra es una
ilusión, y la aceptamos. Ustedes aceptan matar a otro ser humano, matar otra
vida; aceptan eso como parte de la imagen que tienen. Ustedes tienen muchas,
muchísimas imágenes. Y una de esas imágenes es: "Me lastiman".
“Estamos investigando cuál es la entidad lastimada.
La entidad es la imagen que he construido de mí mismo. Pienso que soy un gran
hombre y viene uno de ustedes y me dice: "No sea idiota". Quedo
lastimado. Donde hay comparación, hay heridas psicológicas. Cuando me comparo con
alguien que es más hábil, más brillante, más inteligente, o sea, cuando existe
el medir, tengo que quedar lastimado. Así que, por favor, investiguen si pueden
ustedes vivir sin comparar, sin medir. Siempre estamos comparándonos con
alguien. Comienza en la escuela, cuando al niño se le dice que debe ser tan
bueno como su hermano. Eso es comparación, eso es medida, y ese proceso
continúa a lo largo de toda la vida.
“LA COMPARACIÓN
“¿Es, por tanto, posible vivir sin medir, sin
comparar? Esta es una cuestión tremendamente complicada. Porque la palabra
'mejor' implica medida. La palabra 'más' implica medida. El mejoramiento de uno
mismo implica medida. Averigüen si es posible vivir sin medir, lo que equivale
a vivir sin comparar. Forma parte de la meditación investigar el significado
del no devenir; el devenir, el llegar a ser, implica medida. ¿Es posible que en
nuestra relación de unos con otros, por intima que sea, no intervenga la medida?
Eso quiere decir que nuestro cerebro debe estar activo en la relación; debe
investigar nuestra relación, investigar si en esa relación hay heridas
psicológicas, y ver que esas heridas producen más temor, más encierro en uno
mismo y, por consiguiente, más aislamiento. Y mientras haya aislamiento, sea
externa o internamente, tiene que haber conflicto.
“Estamos diciendo que el cerebro ha sido
condicionado al aislamiento como hindú, como budista, etcétera. Para investigar
esta cuestión de si el cerebro puede librarse de su propio condicionamiento,
tenemos que investigar la relación. ¿Qué relación establecen ustedes con otro,
con la esposa, con el marido, con los hijos? Empiecen por ahí, cerca de la
casa, no a gran distancia. Ustedes saben, señores, que para ir muy lejos,
tienen que empezar muy, muy cerca. Para ir muy lejos, deben ustedes poner la
propia casa en orden.
“¿Pueden estar atentos, alertas, de modo que
observen la relación que establecen y, desde ese estado de atención alerta,
aprendan cómo responden, cómo reaccionan? Esa es la vida, la vida de todos los
días. Ella requiere atención constante a cada reacción, a cada pensamiento.
Pero casi todos nosotros somos muy perezosos. Nos hemos vuelto perezosos porque
dependemos unos de otros.
“Como dos amigos, hemos examinado este problema de
la relación e investigaremos, además, la naturaleza de esa relación. El cerebro
humano, ¿es 'mi' cerebro o es el cerebro de la humanidad? Esta es realmente una
pregunta muy seria. El cerebro de cada uno de ustedes, ¿es un cerebro
individual, o es el cerebro de la humanidad? Cuando uno dice, "es mi
cerebro", cuando uno dice, "es mi conciencia", ¿es así
realmente? ¿O es la conciencia de la humanidad? Investíguenlo.
“Sufrimos, nos sentimos inseguros, ansiosos,
padecemos angustias, dolor. Somos eso. Tenemos creencias, conocimientos,
carácter, y eso es lo que somos cada uno de nosotros. Y eso, exactamente, es
nuestro vecino. Sufre, pasa angustias, pesares, dolores, infortunios. ¿Está,
pues, la conciencia de cada uno de nosotros separada del resto de la humanidad?
No, por supuesto que no. Si advertimos eso, si vemos la verdad de eso,
entonces, ¿es cada uno de nosotros un individuo? Uno puede pensar que es un
individuo porque es moreno, porque es bajo, porque la actividad periférica le
hace creer que es un individuo; pero bien en lo profundo, ¿no es uno el resto
de la humanidad? Cuando uno comprende eso, jamás matará a otro, porque estará
matándose a sí mismo. Entonces de ello surge una gran compasión, un gran amor.
“LA VIDA ES UN MOVIMIENTO EN RELACIÓN
“Estamos sosteniendo una conversación, como dos
amigos que han estado paseando por un sendero arbolado con abundancia de
sombras y cantos de pájaros, y ahora se han sentado juntos y conversan sobre
todo el problema de la existencia, que es muy complejo. No estamos
convenciéndonos mutuamente acerca de ningún tema, no tratamos de persuadirnos
ni de sobreponernos el uno al otro mediante argumentos o apegándonos
dogmáticamente a las propias opiniones y prejuicios; más bien vamos a mirar
juntos el mundo tal como es, y también miraremos el mundo que existe dentro de
nosotros.
“Muchos volúmenes se han escrito acerca del mundo
exterior el medio ambiente, la sociedad, la política, la economía y demás, pero
muy pocos han llegado al extremo de descubrir lo que realmente somos, o sea,
descubrir por qué los seres humanos se comportan del modo como lo hacen,
matándose unos a otros, constantemente angustiados, siguiendo a alguna persona,
alguna autoridad, algún libro, algún ideal, sin tener una verdadera relación
con sus amigos, sus esposas, sus maridos y sus hijos; descubrir por qué los
seres humanos, después de tantos milenios, han llegado a ser tan vulgares, tan
crueles, tan completamente faltos de afecto, de consideración, de atención
hacia otros, negando lodo el proceso de lo que se considera que es el amor.
“Exteriormente, el hombre ha vivido en medio de
guerras durante miles y miles de años. Ahora estamos tratando de detener la
guerra nuclear, pero jamás detendremos las guerras. No ha habido en ninguna
parte del mundo manifestaciones públicas para poner fin a las guerras, sino que
hay manifestaciones contra determinadas guerras, y estas guerras han
continuado; la gente es explotada, oprimida, y el opresor se convierte en el
oprimido. Éste es el ciclo de la existencia humana con su dolor, su soledad, su
gran sensación de desaliento, su ansiedad creciente, su total falta de
seguridad. No tenemos relación con la sociedad ni con nuestros seres más
íntimos, una relación sin disputas, sin conflictos, sin riñas, sin angustias y
todo eso. Éste es el mundo en que vivimos y al que, estoy seguro, conocen muy
bien todos ustedes.
“Como dijimos ayer, debemos mirar las actividades
del pensamiento, porque vivimos a base de pensamientos. Todas nuestras acciones
se basan en el pensamiento, todos nuestros esfuerzos deliberados tienen por
base el pensamiento: nuestras meditaciones, nuestros cultos, nuestras
oraciones. El pensamiento ha producido la división de las nacionalidades que da
origen a las guerras, la división en religiones, como la judía, la árabe, la
musulmana, la cristiana, la hindú, la budista, etc.
“El pensamiento ha dividido el mundo no sólo
geográficamente, sino también en lo psicológico, en lo interno. El hombre está
fragmentado, dividido no sólo en el nivel psicológico mecánico de su
existencia, sino también en el de sus ocupaciones. Si uno es un profesor, tiene
su propio pequeño círculo y vive dentro de ese círculo. Si es un hombre de
negocios, se ocupa de hacer dinero, si es un político, vive dentro de esa área.
Y si es una persona religiosa en el sentido aceptado de la palabra, con la
práctica de diversas formas de puja, rituales, meditaciones, con la veneración
de algún ídolo y cosas así, entonces también vive una vida fragmentada. Cada
fragmento tiene su propia energía, su propia capacidad, su propia disciplina, y
cada curso de acción juega un papel extraordinario en contradicción con otro
curso. Ustedes deben conocer todo esto.
“Esta división, tanto externamente,
geográficamente, como en lo religioso, en lo nacional y en la relación que
existe entre uno mismo y otro ser humano, es un derroche enorme de energía. Es
un conflicto que disipa nuestra energía en las disputas, dividiéndonos,
haciendo que cada cual persiga lo suyo, sus propias aspiraciones, que exija su
propia seguridad personal, etc.
“Toda acción necesita energía, todo pensar necesita
energía. Esta energía que se fragmenta de un modo constante, implica un
desgaste energético. Cuando una energía contradice otra, cuando una acción contradice
otra acción decir una cosa y hacer otra, lo cual es, obviamente, una aceptación
hipócrita de la vida, hay derroche de energía.
“Todas esas actividades deben, por fuerza,
condicionar la mente, el cerebro. Estamos condicionados como hindúes, budistas,
musulmanes, cristianos, con todas las supersticiones y creencias que ello
implica. Estamos condicionados, acerca de esto no cabe ninguna duda. No podemos
argumentar que no estamos condicionados; lo estamos, religiosamente,
políticamente, geográficamente.
"Hasta que no estemos libres del
condicionamiento, libres de las actividades del pensar que crea los grandes
problemas, esos problemas no podrán ser resueltos. Se necesita un instrumento
nuevo para resolver los problemas humanos. A medida que avanzamos vamos a
conversar sobre eso, pero no le corresponde a quien les habla decirles cuál es
la nueva cualidad de ese instrumento; cada uno ha de descubrirlo por sí mismo.
Por eso es que debemos pensar juntos, de ser posible. Ello requiere que ustedes
y quien les habla sintamos, investiguemos, examinemos, cuestionemos, pongamos
en duda todas estas cosas que el hombre ha producido, todas las cosas que hemos
creado como barreras entre unos y otros.
“Como seres humanos que vivimos en esta hermosa
tierra que es lentamente destruida, que es nuestra tierra, no la tierra inglesa
o la tierra norteamericana, tenemos que vivir inteligentemente, dichosamente;
pero, al parecer, eso no es posible porque estamos condicionados. Este
condicionamiento es como el de una computadora: estamos programados.
Programados para ser hindúes, musulmanes, cristianos, católicos, protestantes.
El mundo cristiano ha sido programado durante dos mil años, y el cerebro se ha
condicionado, a causa de ese programa, como una computadora.
“Así que nuestros cerebros están profundamente
condicionados, y nos preguntamos si es de algún modo posible librarse de ese
condicionamiento. A menos que estemos total, completamente libres de esa
limitación, no tiene sentido el mero inquirir o averiguar en qué consiste ese
nuevo instrumento que no es el pensar.
“En primer lugar, uno debe empezar muy cerca para
ir muy lejos. Nosotros queremos llegar muy lejos sin dar el primer paso, y
quizás el primer paso sea el último paso. ¿Nos estamos comprendiendo el uno al
otro, nos estamos comunicando o estoy hablándome a mí mismo? Si estoy
hablándome a mí mismo, puedo hacerlo en mi propia habitación. Pero si estamos
hablando nosotros, si juntos sostenemos una conversación, esa conversación
tiene un significado cuando ambos nos encontramos en el mismo nivel, con la
misma intensidad y al mismo tiempo. Eso es amor. Ésa es la verdadera y honda
amistad.
“Para mí, ésta no es una conferencia en el sentido
corriente de la palabra. Juntos tratamos de examinar y resolver los problemas
humanos. Eso requiere muchísima investigación, porque los problemas humanos son
muy, muy complejos. Uno debe poseer la cualidad de la paciencia, la cual no
pertenece al tiempo. Todos estamos impacientes por progresar: «Dígame
rápidamente esto o aquello», pero si tienen paciencia, o sea, si no están
tratando de obtener algo, de alcanzar algún fin, alguna meta, entonces
investiguen paso a paso.
“Como decíamos, estamos programados. Nuestro
cerebro humano es un proceso mecánico. Nuestro pensamiento es un proceso de carácter
material, y ese pensamiento ha sido condicionado para pensar como budista,
hindú, cristiano, y así sucesivamente. De modo que nuestro cerebro está
condicionado. ¿Es posible liberarse de ese condicionamiento? Están los que
dicen que eso no es posible, porque preguntan: ¿Cómo puede ser que en un
cerebro, que ha sido condicionado durante tantos siglos y siglos, ese
condicionamiento sea eliminado de manera tan completa que el cerebro humano sea
prístino, original y esté dotado de una capacidad infinita?». Muchas personas
afirman esto y se satisfacen con la mera modificación del condicionamiento.
Pero nosotros decimos que este condicionamiento pude ser examinado, observado y
que es posible liberarse completamente de él. Para descubrir por nosotros mismos
si eso es posible o no, debemos investigar nuestra relación.
“La relación es el espejo en el que nos vemos tal
como somos. Toda vida es un movimiento en relación. No existe nada viviente
sobre la Tierra que no esté relacionado con una cosa u otra. Aun el ermitaño,
un hombre que se marcha a un paraje solitario, sigue en relación con el pasado
y con aquellos que lo rodean. No es posible escapar de la relación.
En esa relación, que es el espejo en el cual
podemos vernos a nosotros mismos, estamos en condiciones de descubrir lo que
somos, nuestras reacciones, nuestros prejuicios y temores, las depresiones y
ansiedades, la soledad, el dolor, la pena, la angustia. También podemos
descubrir si amamos o si no hay tal cosa como el amor. Por lo tanto,
examinaremos este problema de la relación, porque la relación es la base del
amor. Es la única cosa que ahora tenemos entre nosotros.
“Si uno no puede descubrir la verdadera relación,
si vive su propia y estrecha vida particular, aparte de su esposa, de su
marido, etc., esa existencia aislada engendra su propia destrucción.
“La relación es la cosa más extraordinariamente
importante que hay en la vida. Si no comprendemos esa relación, no podremos
crear una nueva sociedad. Vamos a investigar muy detenidamente qué es la relación,
por qué los seres humanos, durante toda su larga existencia como tales, jamás
han tenido una relación sin sentimiento posesivo, sin opresión, apego,
contradicción, etc.
“¿Por qué existe siempre esta división: nombre y
mujer, nosotros y ellos? Vamos a examinar juntos. Este examen puede ser
intelectual, o sea, meramente verbal, pero tal comprensión intelectual no tiene
ningún valor. Es tan sólo una idea, un concepto; pero si podemos considerar
nuestra relación como algo total, entonces tal vez podamos ver la profundidad,
la belleza y la calidad tic la relación.
“¿De acuerdo, señores? ¿Podemos proseguir? Nos
preguntamos cuál es, de hecho, la relación que ahora tenemos el uno con el
otro, no la relación teórica, romántica o idealista todas irreales, sino la
factual, la relación cotidiana que tienen entre sí el hombre y la mujer. ¿Están
relacionados en absoluto? Existe la relación biológica; esa relación es sexual,
placentera. Es posesión, apego, diversas formas de intrusión mutua.
“¿Qué es el apego? ¿Por qué tenemos una necesidad
tan tremenda de apego? ¿Qué implica el apego? ¿Por qué nos apegamos? Cuando
estamos apegados a cualquier cosa, siempre hay miedo, miedo de perder aquello a
lo que uno se apega. Hay siempre un sentimiento de inseguridad. Por favor,
obsérvenlo en sí mismos. Siempre existe un sentido de separación. Estoy apegado
a mi esposa. Me apego a ella porque me brinda placer sexual, el placer de su
compañía. Ustedes conocen todo esto sin que yo se lo diga. Estoy, pues, apegado
a ella, lo cual quiere decir que estoy celoso, atemorizado. Donde hay celos,
hay odio. Y, ¿es amor el apego? Ése es un aspecto a observar en nuestra
relación.
“Entonces, en nuestra relación cada uno ha creado,
a través de los años, una imagen con respecto al otro. Esas imágenes que él y
ella han creado, constituyen la relación. Pueden dormir juntos, pero el hecho
es que tiene cada uno de ellos una imagen del otro, y en esa relación entre
imágenes, ¿cómo puede haber una relación verdadera, factual con el otro?
“Todos, desde la infancia, hemos formado imágenes
acerca de nosotros mismos y de los demás. Esta pregunta que nos formulamos es
muy, muy seria: ¿Podemos vivir sin una sola imagen en nuestra relación? Por
cierto, todos ustedes tienen una imagen de quien les habla, ¿no es así?
Obviamente, la tienen. ¿Por qué? Ustedes no lo conocen, de hecho no lo conocen.
Él se sienta en un estrado y habla, pero ustedes no se relacionan con él,
porque tienen a su respecto una imagen. Han creado una imagen de él y tienen
sus propias imágenes personales respecto de sí mismos. Tienen innumerables
imágenes de los políticos, de los hombres de negocios, del gurú, de esto y
aquello. ¿Puede uno vivir profundamente sin una sola imagen?
“La imagen puede ser una conclusión acerca de
nuestra esposa, una representación mental, una imagen sexual; puede ser la
imagen de un vínculo mejor y así sucesivamente. ¿Por qué los seres humanos
tenemos imágenes en absoluto? Por favor, formúlense esta pregunta. Cuando
tienen una imagen del otro, esa imagen les comunica una sensación de
seguridad.
“El amor no es pensamiento. El amor no es deseo, no
es placer, no es el movimiento de imágenes; y en tanto uno tenga imágenes del
otro, no hay amor. Y nos preguntamos: ¿Es posible vivir una vida sin una sola
imagen? Entonces están relacionados el uno con el otro. Tal como sucede hoy en
día, es igual que si fueran dos líneas paralelas que jamás se encuentran,
excepto sexualmente. Un hombre va a la oficina, es ambicioso, codicioso,
envidioso, procura alcanzar una posición en el mundo de los negocios, en el
mundo religioso, en el profesional; y la mujer moderna también se va a la
oficina, y ambos se encuentran en el hogar para engendrar hijos. Y surge todo
el problema de la responsabilidad, el problema de la educación, de la total
indiferencia. A ustedes no les importa lo que después puedan ser sus hijos, lo
que pueda pasarles. Quieren que sean como ustedes: un casamiento seguro, una
casa, un buen empleo, etc. ¿Correcto?
“Ésta es nuestra vida, nuestra vida cotidiana, y es
realmente una vida deplorable. Por consiguiente, si se preguntan por qué los
seres humanos viven a base de imágenes -todos sus dioses son imágenes, el dios
cristiano, el dios musulmán y el dios de ustedes-, verán que éstas son creadas
por el pensamiento, y el pensamiento es inseguro, temeroso. No hay seguridad en
las cosas producidas por el pensamiento. ¿Es posible, entonces, liberarnos de
nuestro condicionamiento en la relación? O sea, observar atenta, minuciosa y
persistentemente, en el espejo de la relación, cuáles son nuestras reacciones,
si son mecánicas, si son producto del hábito, de la tradición. En ese espejo
descubrimos realmente lo que somos. En consecuencia, la relación es
extraordinariamente importante.
Tenemos que investigar qué es observar. ¿Cómo
observan, en el espejo de la relación, lo que son realmente? ¿Qué significa
observar? Ésta es, en verdad, otra cosa importante que hemos de descubrir. ¿Qué
significa mirar? Cuando miran un árbol, que es la cosa más bella, más exquisita
que hay sobre la Tierra, ¿cómo lo miran? ¿Lo miran alguna vez, miran alguna vez
la Luna nueva, el contorno de la Luna nueva, tan delicada, tan pura, tan joven?
¿Alguna vez la han mirado? ¿Pueden mirarla sin usar la palabra
"luna"?
“Todo esto, ¿les interesa realmente? Continuaré,
como un río que prosigue su curso. Ustedes están sentados a la orilla del río y
lo contemplan, pero jamás llegan a ser el río, porque nunca participan del río,
nunca se unen a la belleza del movimiento que no tiene principio ni fin. Así
que, por favor, consideren lo que es observar.
“Cuando observan un árbol, o la Luna, algo exterior
a ustedes, siempre usan las palabras "árbol", "luna".
¿Pueden mirar la Luna, el árbol, sin nombrarlos, sin el contenido de la
palabra, sin identificar la palabra con el árbol, con la cosa? Ahora bien,
¿pueden mirar a la esposa, al marido, a los hijos, sin las palabras que los
identifican, sin las imágenes? ¿Lo han intentado alguna vez?
“Cuando observan sin una palabra, sin un nombre,
sin la forma que han creado respecto de él o de ella, en esa observación no hay
un centro desde el cual estén observando. Descubran qué ocurre entonces. La
palabra es pensamiento. El pensamiento se origina en la memoria. Tenemos, pues,
la memoria, la palabra, el pensamiento, la imagen que interfiere entre uno
mismo y el otro, ¿Correcto? Pero no hay pensamiento que mire, que observe,
pensamiento en el sentido de la palabra, del contenido y significado de la
palabra. Entonces, en esa observación no hay un centro como el "yo"
que mira al "tú". Sólo así hay una verdadera relación con el otro. En
ello existe la cualidad de aprender, una cualidad, de indudable sensibilidad y
belleza”.
De “La Mente que no Mide”
Diálogos en Madrás, India, 26 de diciembre de 1982
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