COMPRENDER, DARSE CUENTA…
Citas de “El estado creativo de la
mente”,
compilación de pláticas de Jiddu
Krishnamurti en Europa*
“INTERLOCUTOR: Tiene uno que
mirar con comprensión, no con la mente.
“KRISHNAMURTI: ¿Y qué entendemos por
comprensión? … ¿Qué entendemos por observar, ver, percibir? Cuando digo
que veo algo muy claramente, ¿qué significa eso? Significa que no hemos visto
sólo la cosa físicamente, con los ojos, sino también que hemos ido más allá de
las palabras ¿no es así? Veo que el nacionalismo es una estúpida forma
de emocionalismo, sin nada racional, sin sentido alguno… [veo…] cómo separa a
la gente, su ponzoñosa naturaleza, lo destructivo que es llamarse a sí mismo
indio, inglés, alemán, o lo que sea… Simplemente lo veo todo de una ojeada, hay
percepción inmediata; tal como veo que el pertenecer a cualquier religión
organizada es la más corruptiva y destructora existencia…
“Queréis
experimentar ‘la totalidad de la mente’, ¿verdad? Queréis experimentar lo que
significa el sentir total de la vida, el sentir total de no aferraros a algo.
Pero, ¿cómo vais a saber qué es la totalidad de la mente? La experiencia
siempre es en términos de lo conocido, ¿no es así? Y si nunca habéis experimentado
la totalidad de la mente, ¿cómo vais a conocerla?...
“La
mente es la capacidad de reconocer, de acumular conocimientos en forma de
memoria; es el resultado de siglos de humano esfuerzo, experiencia y conflicto
y de las actuales experiencias individuales en relación con el pasado y el
futuro; es la capacidad de idear, de comunicar, de sentir, de pensar racional o
irracionalmente.
“Existe la
mente que se siente afable, tranquila, serena, y también la brutal, implacable,
altanera, arrogante, vana, que se halla en un estado de autocontradicción,
empujada en distintas direcciones. Es la mente que dice: ‘Soy inglés’ o
‘norteamericano’ o ‘hindú’. Existe la mente subconsciente, lo profundo
colectivo, lo heredado; y existe la mente superficial, que ha sido educada de
acuerdo a una cierta técnica, a un código de conducta, acción y conocimiento,
es la mente que busca, que solicita, que quiere permanencia, seguridad; la
mente que vive de esperanza, pero que sólo conoce frustración, fracaso y
desesperación; la mente que puede rememorar, recordar; la mente que es muy
aguda, precisa; la que sabe lo que es amar y querer ser amado.
“Seguramente,
todo eso es la totalidad, ¿no es así? Esa es la mente que vosotros y yo tenemos
‑y los animales también, aunque en mucho menor grado. Y luego está la mente que
dice que tiene que trascender todo esto, que debe llegar a alguna parte, que
debe experimentar una totalidad, una cosa atemporal, inmensurable.
“Así pues,
todo eso es la mente. Nosotros la conocemos en segmentos, cuando estamos
celosos, irritados, llenos de odio; o nos damos cuenta de ella en la
autocontradicción; o hay sueños, insinuaciones, intimaciones del pasado. Todo
esto es la mente. Es ella que dice, ‘Soy el alma, soy el Atman, el
yo superior, el yo inferior, esto, aquello y lo otro’. Es la mente que está
atrapada dentro de los límites del tiempo, porque todo eso es del tiempo. Y es
la mente que es esclava de las palabras, como los ingleses son esclavos de las
palabras ‘la reina’, ‘el Cristo’; y el hindú lo es de su serie de palabras; y
el chino, los comunistas, de las suyas y así sucesivamente.
“Así pues,
comprendiendo todo esto, ¿cómo procedéis? ¿Qué es en realidad la mente?
“Abordemos
esto de otra manera. Como veis, señores, tiene que haber cambio; y un cambio
previsto no es cambio en absoluto. El cambio para lograr cierto resultado,
mediante la práctica, la disciplina, el control, la dominación implacable, todo
eso no es más que la continuidad de la misma cosa en otra forma. Y el cambio
progresivo, evolucionarlo, ese se acabó también, hemos terminado con él. El
único cambio es el cambio radical, inmediato. ¿Cómo hará la mente para llegar a
ese cambio, de manera que haya eliminado su condicionamiento, sus brutalidades,
sus estupideces, sus temores, su culpabilidad, sus ansiedades, y que sea nueva?
Yo digo que ello es posible, no por el procedimiento analítico, no por la
investigación, el examen y todo eso; digo que es posible dejar limpia la
pizarra de golpe, en el instante…
“Si se os hiciera una pregunta
familiar, responderíais inmediatamente, ¿no es así? Como estáis familiarizados
con ella, vuestra respuesta es instantánea. Si se os preguntara algo más
complicado, os tomaría un tiempo responder; y el intervalo entre la pregunta y
la respuesta es el proceso del pensar ¿verdad? Este pensar es un buscar en la
memoria para encontrar la respuesta…
“Desde luego que usamos palabras para
comunicarnos, de modo que me podáis hablar y yo pueda hablaros; mas eso no es
esclavizarse a las palabras. ¿Somos conscientes de lo esclavizados que estamos
a las palabras? ‑las palabras, ‘inglés’, ‘ruso’, ‘Dios’, ‘amor’, ¿no somos
esclavos de esas palabras? Y siendo esclavos de las palabras, ¿cómo podríais
comprender algo que es total, que no está contenido dentro de una palabra? Como
soy esclavo de la palabra ‘amor’ ‑esa palabra tan mal usada, corrompida,
dividida en sexual y divino- ¿puedo comprender la naturaleza total de lo que él
es, que tiene que ser una cosa asombrosa? Todo el universo está contenido en el
sentido, en el significado de esa palabra…
“¿Veis por un instante que el
nacionalismo es venenoso, y luego volvéis a él?
“¿Nos damos cuenta que somos esclavos
de la palabra? El comunista es esclavo de las palabras ‘Marx’, ‘Stalin’, etc. Y
el llamado cristiano es esclavo del símbolo, la cruz, y todo el juego de las
palabras relativas a eso. Id a Roma, id a cualquier parte, y todo lo que hay es
la palabra…”.
*De “El estado creativo de la mente”, publicado por Editorial Kier,
Argentina.
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