domingo, 6 de enero de 2013

La violencia, la ira, la inconsciencia. Reflexiones de Krishnamurti.


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Reflexiones de Jiddu Krishnamurti:

Todo el campo de la violencia

Existen diferentes formas de violencia. ¿Debemos investigar cada tipo de violencia o abarcar toda la estructura de la violencia? ¿Debemos mirar todo el campo de la violencia o sólo una parte de ella?... La fuente de la violencia es el ‘yo’, el ego, el mí que se expresa a sí mismo de muchas maneras: en la división, en el tratar de convertirnos o ser alguien más, lo cual en sí mismo es una división del ‘yo’ y el ‘no yo’, del consciente y el inconsciente; el ‘yo’ que se identifica con la familia o la no familia, con la comunidad o la no comunidad, etc. Es como una piedra que arrojamos en un lago, las ondas se extienden y extienden, y el centro es el ‘yo’. Mientras el ‘yo’ exista en cualquiera de sus formas, sutil o abiertamente, habrá violencia.

           De “Más allá de la violencia”

La profundidad de la violencia

La violencia no sólo es matar a otro. Hay violencia cuando uno emplea una palabra agresiva, cuando hace un gesto de desprecio a una persona, cuando obedece porque tiene miedo. De modo que la violencia no es sólo la matanza organizada en nombre de Dios, en nombre de la sociedad o del país, la violencia en mucho más sutil, más profunda, y estamos investigando la profundidad de la violencia en sí misma.

Cuando dice que es indio, musulmán, cristiano, europeo o cualquier otra cosa, está siendo violento. ¿Sabe por qué es violento? Porque se está separando del resto de la humanidad. Cuando se separa a sí mismo por creencia, por nacionalismo, por tradición, eso genera violencia. Así pues, un hombre que quiere comprender la violencia no pertenece a ningún país, a ninguna religión, a ningún partido político o sistema, sino que se interesa en comprender a la humanidad.

        De “Libérese del pasado”

Afrontar la violencia de otro

Interlocutor: ¿Cómo afrontar la violencia de los demás?

Krishnamurti: Si mi vecino es violento, ¿cómo debo afrontarlo? ¿Poner la otra mejilla? A él le gustaría. ¿Qué debo hacer? ¿Haría esa pregunta si realmente no fuera violento, si no hubiera violencia en usted? Escuche eso. Si en su corazón, en su mente, no hay violencia, odio, amargura, ningún sentido de realización, de querer ser libre, nada de violencia, ¿haría esa pregunta de cómo lidiar con ese vecino violento? ¿O sabría qué hacer ante el vecino? Otros pueden decirle lo que debe hacer si es violento, pero puede que usted no sea violento, y en ese momento en que su vecino reacciona violentamente sabrá como afrontar esa situación. Sin embargo, una tercera persona que lo observa puede decir: “Usted también es violento”, pero usted sabe que no es violento. Por consiguiente, lo importante es que usted no sea violento, no importa como le llame la otra persona diga.

          De “Más allá de la violencia”

En presencia de la ira

Cuando el cerebro afronta la violencia sufre un cambio químico muy rápido, reacciona más rápido que un rayo. Todo el cuerpo reacciona y hay una respuesta inmediata; puede que uno no devuelva el golpe, pero la misma presencia de la ira o del odio es la causa de esa respuesta y la acción consecuente.
En presencia de una persona enojada, observe lo que sucede si uno está atento y no responde. En el momento en que presta atención al enojo de esa persona y no reacciona, hay una respuesta del todo diferente. El instinto de uno es reaccionar al odio con el odio, al enojo con el enojo, hay un brote químico que crea una reacción en el sistema nervioso. Pero si uno permanece en completa calma en presencia del enojo, se produce una acción muy diferente.

        De “Relaciones sin conflicto”


¿Existe la ira justificada?

¿Existe la ira justificada? ¿O sólo es ira? No existen buenas o malas influencias, sólo influencias, pero cuando uno es influenciado por algo que no le gusta dice que es una influencia mala.

En el momento en que protege a su familia, su país, un trozo de fábrica colorido llamado bandera, una creencia, una idea, un dogma, lo que pide o mantiene, esa protección en sí misma implica ira. Así que debe mirar la ira sin ninguna explicación o justificación, sin decir: “Debo proteger mis bienes”, o “es justificado que tenga ira”, o “cuán estúpido soy de sentir ira ¿Puede mirar la ira como si fuera algo en sí mismo? ¿Puede mirarla completa y objetivamente, lo cual significa sin defenderla ni condenarla?

           De “El vuelo del águila no deja rastro”


No evadirse del hecho de la violencia

Si realmente no hubieran ideales, sólo quedaría ‘lo que es’. ¿Le haría eso complaciente o, por lo contrario, tendría entonces la energía, el interés, la vitalidad para solucionar ‘lo que es’? ¿No es el ideal de no-violencia un escape del hecho de la violencia? Cuando la mente no escapa, cuando afronta el hecho de la violencia, eso que es violencia, sin condena, sin juicio, entonces, sin duda, la mente entra en una cualidad completamente diferente y la violencia cesa.

        De “El vuelo del águila no deja rastro”

¿Por qué crear un opuesto de no violencia?
El hombre siempre trata de ser no violento. De modo que se genera un conflicto entre ‘lo que es’, lo cual es violencia, y ‘lo que debería ser’ que es no violencia, y se forma así un conflicto entre los dos; esa es la esencia misma de la pérdida de energía. Mientras exista dualidad entre ‘lo que es’ y ‘lo que debería ser’, mientras el hombre trate de ser algo, esforzándose para lograr ‘lo que debería ser’, ese conflicto es pérdida de energía. Mientras exista conflicto entre los opuestos, el hombre no tendrá suficiente energía para cambiar. Pero ¿por qué crear estos opuestos, como la no-violencia o el ideal?

        De “El vuelo del águila no deja rastro”

La no-violencia no es un hecho

La no-violencia se ha pregonado una y otra vez en política, en religión y por diferentes líderes. La no-violencia no es un hecho, tan sólo es una idea, una teoría, un montón de palabras; el hecho real es que somos violentos, es un hecho, es ‘lo que es’. Pero no somos capaces de comprender ‘lo que es’ y por eso, inventamos esa tontería que llamamos la no-violencia, lo cual genera un conflicto entre ‘lo que es’ y ‘lo que debería ser’. Mientras persigamos la no-violencia estaremos sembrando la semilla de la violencia; es algo tan obvio. Así pues, ¿podemos mirar juntos ‘lo que es’ sin evadirnos, sin ningún ideal, sin reprimirlo o escapar de ‘lo que es’?

        De “La llama de la atención”

Todo el campo de la violencia

Existen diferentes formas de violencia. ¿Debemos investigar cada tipo de violencia o abarcar toda la estructura de la violencia? ¿Debemos mirar todo el campo de la violencia o sólo una parte de ella?... La fuente de la violencia es el ‘yo’, el ego, el mí que se expresa a sí mismo de muchas maneras: en la división, en el tratar de convertirnos o ser alguien más, lo cual en sí mismo es una división del ‘yo’ y el ‘no yo’, del consciente y el inconsciente; el ‘yo’ que se identifica con la familia o la no familia, con la comunidad o la no comunidad, etc. Es como una piedra que arrojamos en un lago, las ondas se extienden y extienden, y el centro es el ‘yo’. Mientras el ‘yo’ exista en cualquiera de sus formas, sutil o abiertamente, habrá violencia.
     
        De “Más allá de la violencia”

La profundidad de la violencia

La violencia no sólo es matar a otro. Hay violencia cuando uno emplea una palabra agresiva, cuando hace un gesto de desprecio a una persona, cuando obedece porque tiene miedo. De modo que la violencia no es sólo la matanza organizada en nombre de Dios, en nombre de la sociedad o del país, la violencia en mucho más sutil, más profunda, y estamos investigando la profundidad de la violencia en sí misma. Cuando dice que es indio, musulmán, cristiano, europeo o cualquier otra cosa, está siendo violento. ¿Sabe por qué es violento? Porque se está separando del resto de la humanidad. Cuando se separa a sí mismo por creencia, por nacionalismo, por tradición, eso genera violencia. Así pues, un hombre que quiere comprender la violencia no pertenece a ningún país, a ninguna religión, a ningún partido político o sistema, sino que se interesa en comprender a la humanidad.


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