"LA DOCTRINA DEL SHOCK”
Basado en el libro de Naomi Klein: "La doctrina del Shock", este documental narra la forma en la que los llamados "Chicago boys" de Milton Friedman, utilizaron el descubrimiento de los electroshock de la psicología para manipular las economías nacionales de los países en vías de desarrollo y propinar shocks económicos (alza de impuestos, eliminación de subsidios y políticas sociales, aumento de precios, traslado de los impuestos a la clase media bajo una careta de salvamento de las economías locales, etc.), con lo que saquean a los países y sus recursos naturales para enriquecer a las corporaciones trasnacionales con la complicidad interesada de los políticos y gobiernos de turno.
El auge del capitalismo del desastre
Resumen del libro de Naomi Klein:
La doctrina del shock es la historia
no oficial del llamado “libre mercado”. Desde Chile hasta Rusia, desde
Sudáfrica hasta Canadá, la implantación del libre mercado responde a un
programa de ingeniería social y económica que Naomi Klein identifica como
«capitalismo del desastre».
Tras una investigación de cuatro
años, Klein explora el mito según el cual el mercado libre y global triunfó
democráticamente, y que el capitalismo sin restricciones va de la mano de la
democracia. Por el contrario, Klein sostiene que ese capitalismo utiliza
constantemente la violencia, el choque, y pone al descubierto los hilos que
mueven las marionetas tras los acontecimientos más críticos de las últimas
cuatro décadas.
Klein demuestra que el capitalismo
emplea constantemente la violencia, el terrorismo contra el individuo y la
sociedad. Lejos de ser el camino hacia la libertad, se aprovecha de las crisis
para introducir impopulares medidas de choque económico, a menudo acompañadas
de otras forma de shock no tan metafóricas: el golpe de la porra de los
policías, las torturas con electroshocks o la picana en las celdas de las
cárceles.
En este relato apasionante, Klein
repasa la historia mundial reciente (de la dictadura de Pinochet a la
reconstrucción de Beirut; del Katrina al tsunami; del 11-S al 11-M, para dar la
palabra a un único protagonista: las diezmadas poblaciones civiles sometidas a
la voracidad despiadada de los nuevos dueños del mundo, el conglomerado
industrial, comercial y gubernamental para quien los desastres, las guerras y
la inseguridad del ciudadano son el siniestro combustible de la economía del
shock.
« Naomi Klein denuncia la estafa de
las políticas económicas de la Escuela de Chicago y su conexión con el caos y
el derramamiento de sangre por todo el mundo. Éste es un libro tan importante
que se convertirá en un catalizador y un punto de inflexión en el movimiento
por la justicia económica y social.» Tim Robbins, actor y director de cine
« Naomi Klein ha escrito un libro brillante, terrible y valiente. Es la
historia secreta de lo que conocemos como “libre mercado” y debería ser la
lectura obligatoria.» Arundhati Roy, autora de El dios de las pequeñas cosas.
Según explica Naomi Klein en "La
doctrina del Shock" la crisis ha sido el sustrato necesario para
implementar las políticas neoliberales que hoy definen nuestro mundo:
« Milton Friedman aprendió lo
importante que era aprovechar una crisis o estado de shock a gran escala
durante la década de los setenta, cuando fue asesor del dictador general
Augusto Pinochet. Los ciudadanos chilenos no sólo estaban conmocionados después
del violento golpe de Estado de Pinochet, sino que el país también vivía
traumatizado por un proceso de hiperinflación muy agudo.
Friedman le aconsejó a Pinochet que
impusiera un paquete de medidas rápidas para la transformación económica del
país: reducciones de impuestos, libre mercado, privatización de los servicios,
recortes en el gasto social y una liberalización y desregulación generales.
Poco a poco, los chilenos vieron cómo sus escuelas públicas desaparecían para
ser reemplazadas por escuelas financiadas mediante el sistema de cheques
escolares. Se trataba de la transformación capitalista más extrema que jamás se
había llevado a cabo en ningún lugar, y pronto fue conocida como la revolución
de la Escuela de Chicago, pues diversos integrantes del equipo económico de
Pinochet habían estudiado con Friedman en la Universidad de Chicago. Friedman
predijo que la velocidad, la inmediatez y el alcance de los cambios económicos
provocarían una serie de reacciones psicológicas en la gente que “facilitarían
el proceso de ajuste”. Acuñó una fórmula para esta dolorosa táctica: el
“tratamiento de choque” económico, programas de libre mercado de amplio alcance
han optado por el tratamiento de choque que incluía todas las medidas de golpe,
también conocido como “terapia de shock”.
[...] Empecé a investigar la dependencia entre
el libre mercado y el poder del shock hace cuatro años, al principio de la ocupación
de Irak. Después de informar desde Bagdad acerca de los fallidos intentos de
Washington de seguir con sus planes de terapia de shock, viajé a Sri Lanka,
mese después del catastrófico tsunami del año 2004. Allí presencié otra versión
distinta de las mismas maniobras: los inversores extranjeros y los donantes
internacionales se habían coordinado para aprovechar la atmósfera de pánico, y
habían conseguido que les entregaran toda la costa tropical. Los promotores
urbanísticos estaban construyendo grandes centros turísticos a toda velocidad,
impidiendo a miles de pescadores autóctonos que reconstruyeran sus pueblos,
antaño situados frente al mar. “En una cruel broma del destino, la naturaleza
ha ofrecido a Sri Lanka una oportunidad única: de esta terrible tragedia nacerá
un destino turístico de primera clase”, anunció el gobierno.
[...] a medida que avanzaba en la
investigación de cómo este modelo de mercado se había impuesto en todo el
mundo, descubrí que la idea de aprovechar las crisis y los desastres naturales
había sido en realidad el modus operandi clásico de los seguidores de Milton
Friedman desde el principio. Esta forma fundamentalista del capitalismo siempre
ha necesitado de catástrofes para avanzar. Sin duda las crisis y las
situaciones de desastre eran cada vez mayores y más traumáticas, pero lo que
sucedía en Irak y Nueva Orleans no era una invención nueva, derivada de lo
sucedido el 11 de septiembre. En verdad, estos audaces experimentos en el campo
de la gestión y aprovechamiento de las situaciones de crisis eran el punto
culminante de tres décadas de firme seguimiento de la doctrina de shock. A la
luz de esta doctrina, los últimos treinta y cinco años adquieren un aspecto
singular y muy distinto del que nos han contado. Algunas de las violaciones de
derechos humanos más despreciables de este siglo, que hasta ahora se
consideraban actos de sadismo fruto de regímenes antidemocráticos, fueron de
hecho un intento deliberado de aterrorizar al pueblo, y se articularon
activamente para preparar el terreno e introducir “reformas” radicales que
habrían de traer ese ansiado libre mercado [...].
Por supuesto, ha habido casos en los
que la adopción de las políticas económicas de libre mercado se ha producido de
forma democrática. Los políticos han presentado propuestas de línea dura, y han
ganado las elecciones, siendo la presidencia de Ronald Reagan en Estados Unidos
el mejor ejemplo, y la elección de Francia de Nicolas Sarkozy uno más reciente.
En estos casos, no obstante, los cruzados del capitalismo se enfrentaron a la
presión del público, y tuvieron que suavizar y modificar sus planes radicales,
viéndose obligados a aceptar cambios graduales en lugar de una conversión
total.
En resumen, el modelo económico de
Friedman puede imponerse parcialmente en democracia, pero para llevar a cabo su
verdadera visión necesita condiciones políticas autoritarias. La doctrina de
shock económica necesita, para aplicarse sin ningún tipo de restricción -como
en el Chile de los años setenta, China a finales de los ochenta, Rusia en los
noventa y Estados Unidos tras el 11 de septiembre-, algún tipo de trauma
colectivo adicional, que suspenda temporal o permanentemente las reglas del
juego democrático.
Esta cruzada ideológica nació al
calor de los regímenes dictatoriales de América del Sur, y en los nuevos
territorios que ha conquistado recientemente, como Rusia y china, coexiste con
comodidad, y hasta con provecho, con un liderazgo de puño de hierro.»
En este libro Naomi Klein (”No Logo”)
analiza el mito de que la globalización de libre mercado ha triunfado
democráticamente. Al poner al descubierto el pensamiento, las huellas del
dinero y las cuerdas de los títeres que se encuentran atrás de las crisis
mundiales y las guerras de las últimas cuatro décadas, “The Shock Doctrine” es
una desgarradora historia de cómo las políticas de “libre mercado” de los
Estados Unidos han llegado a dominar al mundo a través de la explotación de las
personas y los países afectados por los desastres.
En el punto más caótico de la guerra
civil en Iraq, salió a la luz una nueva ley que le permitiría a Shell y a BP
reclamar las vastas reservas petroleras del país. Inmediatamente después del 11
de septiembre la administración Bush comenzó a traspasar el manejo de la
“Guerra Contra El Terrorismo” a empresas como Halliburton y Blackwater. Después
de que un tsunami arrasó las costas del sureste asiático, las limpias playas
son subastadas a las industrias turísticas. Los residentes de Nuevo Orleans,
dispersados por el huracán Katrina descubrieron que los hospitales públicos,
las casas de interés social y las escuelas jamás volverán a ser abiertos. Estos
eventos son ejemplos de la “doctrina del shock”: manipular la desorientación
del público después de estremecimientos masivos como guerras, ataques terroristas
o desastres naturales, para obtener el control mediante el uso de la terapia
económica de electrochoques. A veces, cuando las primeras dos descargas no
funcionan para eliminar la resistencia, una tercera es empleada: los electrodos
en las celdas penitenciarias y las pistolas de toques en las calles.
Inspirada en una inédita
investigación histórica que abarcó cuatro años en zonas de desastre, “The shock
doctrine” enseña de forma lúcida cómo el desastre del capitalismo -la
reestructuración súbita de las sociedades que tratan de enfrentarse a la
conmoción- no inició el 11 de septiembre de 2001. El libro sigue de cerca sus
orígenes hace cincuenta años en la Universidad de Chicago y bajo Milton
Friedman, que produjo muchos de los pensadores neoconservadores y neoliberales
cuya influencia aún es considerable en el Washington de estos días. Se
establecen conexiones nuevas y sorprendentes entre la política económica, las
guerras de “conmoción y asombro”, los experimentos patrocinados por la CIA
acerca de la supresión sensorial y los electrochoques en la década de 1950, así
como la investigación que ayudó a redactar los manuales de tortura empleados
actualmente en la Bahía de Guantánamo.
La doctrina del shock investiga la aplicación de estas ideas a través de nuestra historia contemporánea, demostrando con detalles fascinantes cómo eventos recientes y bien conocidos de nuestro pasado pudieron ser provocados deliberadamente para establecer escenarios activos de la doctrina del shock, entre ellos: el golpe de estado de Pinochet en 1973, la guerra de las Malvinas en 1982, la masacre de la plaza Tiananmen en 1989, el colapso de la Unión Soviética en 1991, la crisis financiera asiática de 1997 y el huracán Mitch en 1998.
Naomi Klein es una periodista e investigadora
de gran influencia en el movimiento opositor a la globalización,
nacida en Montreal (Canadá) en 1970. Es economista política, periodista y
escritora. Caracterizada por su trabajo independiente en los medios
periodísticos, colaboró como columnista para los periódicos de corte
progresista como el The Guardian de Londres y The
Globe and Mail de Toronto.
Su ruptura con la globalización implicó el estudio de las influencias del capitalismo de finales del siglo XX y del sistema de la Tercera Vía, así como en el impulso del sistema de economía neoliberal y sus efectos en la cultura moderna de masas. Fruto de sus investigaciones, ha escrito varios libros mezcla de investigación y análisis político, como No Logo (2001), Vallas y ventanas (2003), La doctrina del shock (2007), el guión del documental La Toma/The Take (dirigido por Avi Lewis, centrado en la toma de una fábrica recuperada por sus trabajadores como forma de lucha en contra de la globalización en el marco de la crisis argentina y las movilizaciones ciudadanas entre 2001 y 2002) y un gran número de artículos periodísticos y políticos.
Publicado en:
http://www.iusanandres.es/Literatura/Shock.htm
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Comentarios
sobre el procedimiento electroshock en psiquiatría y medicina intervencionista
“El electroshock es una terapia que consiste en el
pasaje de corriente eléctrica a través del cerebro, buscando una activación
neuronal. Se emplea en el tratamiento de esquizofrenia y depresiones severas.
Las complicaciones del electroshock incluyen pérdida de la memoria,
desorientación temporal, daños cerebrales, etc.
El electroshock, continúa empleándose en
psiquiatría, y actualmente se lo conoce como terapia electro-convulsiva (TEC).
El electroshock ha sido centro de encarnizadas
polémicas, y en la actualidad se cuestiona su calidad de terapia, ya que se ha
probado que provoca daños cerebrales, pérdida de memoria, y disminución de la
inteligencia.
No se conoce el mecanismo de acción del electroshock,
pero se ha empleado en el tratamiento de la depresión, argumentando que
revierte las anormalidades biológicas cerebrales que ocasionan la depresión. No
existe evidencia de que la desorientación o la amnesia ayude a eliminar la
depresión, por el contrario, provoca angustia, y en ocasiones, los sujetos
sometidos a TEC, han cometido suicidio.
El electroshock:
El electroshock es la activación de las neuronas
mediante un campo eléctrico, consiste en el pasaje de corriente a través del
cerebro, con una tensión que oscila entre 70-400 v (voltios), y una intensidad
de 200mA(mili amperios)-1.6A (1600 mA), y el tiempo de exposición es de varios
segundos.
La electricidad despolariza las neuronas, generando
una crisis epiléptica parcial, lo que hace que las neuronas liberen mediadores
y factores tróficos, que originan la neurogénesis (creación de nuevas neuronas)
en el hipocampo.
Actualmente se emplea anestesia general para la
aplicación del electroshock, y se realiza en el quirófano. Las sesiones duran
unos pocos minutos, y la aplicación de corriente, apenas unos segundos. La
convulsión que provoca el electroshock es similar a la de tipo epiléptico, y es
acompañada por apnea, en ocasiones por pérdida de orina, semen y heces. El
ataque es acompañado por un coma, del cual el paciente despierta confundido, y
esta desorientación puede durar 5-30 minutos o más.
Desventajas del electroshock:
Si bien el inicio de un tratamiento con
electroshock puede ser beneficioso, el mantenimiento de los resultados es
complicado, y debe sustituirse por un tratamiento con fármacos. Las recaídas
son muy frecuentes, aún en los casos del mantenimiento con fármacos.
Una de las secuelas más notorias del electroshock es
la pérdida de memoria durante el tiempo que se emplea, o sea problemas para
recordar sucesos del período en que se estuvo en tratamiento. También ocasiona
confusión. Las aplicaciones son efectivas sólo en algunas enfermedades.
Las convulsiones repetidas pueden producir síntomas
negativos además de la pérdida de memoria, como problemáticas emocionales,
angustia, etc.
Los detractores del electroshock consideran que la
efectividad de este tratamiento se debe al pánico que los pacientes sometidos
al mismo desarrollan, tal que basta la amenaza con una nueva sesión, para que
modifiquen su conducta.
El cerebro puede recibir daños durante los tratamientos con electroshock, que incluyen hemorragias cerebrales, edema, dilatación de los espacios peri-vasculares, fibrosis, gliosis, y destrucción”.
Publicado en:
http://www.apuntesdepsicologia.com/terapias-psicologicas/electroshock.php
(Página no vigente)
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