domingo, 30 de septiembre de 2012

Terapia con Hipnosis en Medellín. Disney Pulgarín, terapeuta.


QUÉ ES LA HIPNOSIS

Aurelio Mejía M.

 

La hipnosis es un estado alterado de conciencia, relajación, ensoñación o meditación profunda, mediante el cual se puede suprimir dolor, producir rigidez muscular, enfocar la memoria para recordar hechos específicos y potenciar los recursos mentales para elaborar duelos, aceptar, perdonar y sanar enfermedades. En este estado es posible desconectar temporalmente los sentidos que nos comunican con el mundo exterior (olfato, audición, gusto, tacto y visión) para facilitar el acceso a la mente subconsciente (donde se guardan miedos, complejos y traumas).

 

El estado hipnótico se caracteriza por una gran sugestionabilidad, consistente en que la persona puede aceptar como reales las sugestiones que le sugiere el hipnotizador. Esto sucede porque en su actividad mental consciente e inconsciente se produce una disociación (separación o desconexión) que hace que disminuya notablemente la capacidad de raciocinio.

 

Así como en el sueño natural se puede hablar de sueño ligero, superficial o profundo, en el sueño inducido hipnóticamente también se presentan diferentes estados. Ello sucede progresivamente, pasando de un estado ligero o trance superficial, en el que el sujeto relaja la musculatura de su cuerpo, a otro estado en el que la persona puede llegar a una rigidez total de su cuerpo, al punto que la podemos poner, por ejemplo, entre dos sillas de apoyo como si fuera una tabla. Otro estado profundo, es el llamado sonambúlico, en el que el individuo es capaz de abrir los ojos sin salir del sueño hipnótico, y acepta las sugestiones que le sugiera el hipnotizador.

 

La hipnosis no tiene vínculos con prácticas religiosas, místicas, adivinatorias o afines; es una técnica de la psicología que se puede aplicar para hacer que un sujeto sea objeto de risas en un espectáculo teatral, o para ayudarle a sanar de la mente y del cuerpo, campo al que se dedica la hipnosis clínica.

 

Poderes de la mente. En estado hipnótico es relativamente fácil producir fenómenos que se salen de lo que pudiéramos llamar normal, tal como telepatía, es decir, captar lo que está pensando una persona concreta, independientemente de que se encuentre cerca o a miles de kilómetros. El cambio de rol con otra persona ausente (pensar, responder y actuar como ella) es impresionante en hipnosis, y los resultados de este supuesto diálogo entre el hipnotizado y el personaje asumido han sido ampliamente comprobados por nosotros cuando hemos aplicado este procedimiento en terapias de perdón.

 

También es fácil que el hipnotizado establezca el estado de salud o enfermedad de su propio organismo o el de otra persona, cual si tuviese el don de una visión interior. Y muy inexplicables son también, desde el punto de vista de la psicología tradicional, los casos de memoria extra cerebral, en los que el hipnotizado puede recordar supuestas vidas pasadas, e incluso hablar en idiomas que se supone no conoce; a este fenómeno se le denomina xenoglosia. ¿Por qué sucede esto? Probablemente porque en estado de hipnosis nuestra mente actúa bajo unos parámetros diferentes de los que comúnmente entendemos como espacio / tiempo.

 

Estar hipnotizado no es estar dormido. La persona es consciente de todo lo que está sucediendo, y hasta puede abrir los ojos, hablar y opinar que todavía no está hipnotizado, que no está viendo nada, ni se ha ido para ninguna parte. El norteamericano Dr. Milton Erickson trabajaba con sus pacientes usando metáforas o formas determinadas de hablarles, para inducirles ciertas reacciones psico-emocionales que les curasen de sus trastornos mentales, sin necesidad de una hipnosis clásica o que supusiera la pérdida de conciencia del paciente. El médico español Antonio Escudero, que llama a su técnica Noesiología o anestesia psicológica, opera a sus pacientes completamente despiertos y sin anestesia química, llegando incluso a conversar con ellos durante la intervención quirúrgica. Algo similar ha logrado el médico neuro-psiquiatra colombiano Alfono Caycedo Lozano con su técnica que llamó Sofrología, creada en España en 1960.

 

Son difíciles de hipnotizar quienes sufren de retardo mental, los muy sumisos, los que piensan que les pueden hacer decir algo que ocultan, quienes tienen prisa por cumplir un compromiso, ansiedad por saber lo que se siente, o un vínculo familiar cercano con el hipnotizador. Algunos logran un trance hipnótico profundo en pocos minutos, mientras otros pueden tardar horas. En general, no se puede hipnotizar a nadie contra su voluntad.

 

Nadie hace cosas en contra de sus principios morales. La persona hipnotizada tiene control sobre lo que tiene que ver con su código de ética y principios morales; si hace algo inmoral bajo hipnosis es porque también había la posibilidad de que lo hiciera en estado consciente. Lógicamente, el riesgo de algo indebido es menor cuando la persona está acompañada por algún amigo o familiar durante el proceso.

 

Hay quienes esperan ver en estado hipnótico las vivencias regresivas como si fuese una película, pero no es así. Por lo general, a medida que el hipnotizador le va solicitando al paciente que recuerde la causa de un determinado síntoma, éste percibe una sensación, imagen o pensamiento relacionado de alguna manera con el tema. De esta manera, poco a poco, se le va llevando cada vez más profundo en el trance, de modo que no analice conscientemente lo que está diciendo. Algunas vivencias pueden ser históricas, pero otras son meras alucinaciones, en las que se combinan experiencias con anhelos de la inconsciencia.

 

Nadie se queda hipnotizado. Si el sujeto es dejado en ese estado, despierta naturalmente al cabo de un rato, porque el sueño hipnótico se convierte en natural. Al despertar se puede recordar todo, parcialmente o nada. Ello depende de varios factores, como las órdenes del hipnotizador y lo traumático de las vivencias.

 

 

PARA QUÉ SIRVE LA HIPNOSIS

 

Podemos comparar el funcionamiento de nuestro organismo con el de un sistema informático, en el que el cerebro, el hipotálamo y la hipófisis conforman un poderoso procesador neurobiológico, o unidad central de procesamiento (CPU). En este sistema, la memoria cerebral actúa cual si fuese una memoria RAM o un disco duro para almacenamiento de archivos de datos, los ojos son la cámara de video, los oídos hacen las veces de micrófono que capta los sonidos, el aparato bucal es el parlante que produce el audio, el corazón es la fuente de potencia, la grasa es la energía de reserva, los brazos son la impresora que escribe o el plotter que dibuja, el hígado actúa como un sistema antivirus y troyanos, etc. En esta analogía del comportamiento humano con un sistema informático, hecha inicialmente por Richard Bandler, un ingeniero norteamericano en computadores, se le llamó PNL (Programación Neuro Lingüística). Según Bandler, el software o programación que determina lo que habremos de obtener, depende en gran medida de la manera como nos expresamos, es decir, de la lengua. Si crees que puedes lograr algo, y lo proyectas en tu pantalla mental, lo logras (creemos que esa es la Fe de que hablaba Jesús, y el tema de la película El Secreto).

 

El hipotálamo, localizado en la base del cerebro, no constituye una estructura fija que se pueda definir anatómicamente, pero, junto con la glándula hipófisis, controla el funcionamiento de la mayor parte de los procesos fisiológicos, tal como la temperatura del cuerpo, el metabolismo del agua, regula el apetito, regula las funciones respiratorias y vasculares (vasodilatación o vasoconstricción, cardíaca, digestiva, etc.), regula el sueño y es el centro donde se somatizan las manifestaciones emocionales. Para todo ello segrega hormonas que viajan por todo el organismo llevando las órdenes correspondientes.

 

Si damos por hecho que las sugestiones en trance hipnótico pueden ser procesadas por el cerebro, y conducidas de éste al hipotálamo, por ejemplo, se pueden comprender los resultados en la cura o mejora de enfermedades, o en las condiciones físicas o mentales de las personas. Así por ejemplo, es muy conocida la aplicación de la hipnosis o la sofrología para la extracción de piezas dentales sin dolor. También para tratar todo tipo de trastornos mentales y psicológicos: fobias, miedos, traumas, depresión, angustia, nerviosismo, estrés, eneuresis nocturna (orinarse en la cama), timidez, etc. Por ejemplo, se ha visto su gran utilidad en dermatología para curar verrugas, eczemas y todo tipo de erupciones cutáneas. En definitiva, con hipnosis son tratables las enfermedades llamadas psicógenas o psicosomáticas, es decir, las que tienen un origen en un conflicto emocional o psíquico. En el campo de las adicciones, la hipnosis es de un éxito notorio para dejar el tabaco, así como para tratar obesidad, ludopatías (adicción al juego), alcoholismo, etc.

 

REGRESIÓN HIPNÓTICA

 

Consiste en "llevar" hacia atrás en el tiempo a una persona hipnotizada, para que reviva o recuerde hechos de su pasado, incluso hasta cuando estaba en el vientre de su madre. Pero si se le sugiere que vaya aún más allá, es posible que “recuerde” otras identidades o supuestas vidas pasadas. En este caso, es común que la persona sienta la certeza de estar aquí y ahora, mientras al mismo tiempo tiene la sensación de estar en el pasado con otra personalidad, lo cual le permite comparar y entender el posible origen de sus traumas o enfermedades.

 

Tales vivencias se pueden atribuir a herencia genética, registros akásicos, conciencia universal, telepatía, fantasías o recuerdos de lecturas o películas. Pero se han dado casos en los que la información no corresponde a ninguno de los patrones anteriores, tal como hablar un idioma o dialecto de esa época (fenómeno que se denomina xenoglosia), lo cual ha sido tomado como una prueba de la reencarnación, o decir que toda la familia murió en un accidente, hecho que rompe la cadena de descendencia genética y permite suponer que existe una memoria extra-cerebral. ¿Dónde se localiza? ¿Somos un espíritu con cuerpo y no un cuerpo con espíritu? Por los efectos se puede suponer una causa que los produce.

 

QUÉ ES UNA TERAPIA REGRESIVA

 

Es un tratamiento en el que se utiliza la hipnosis para hacer que el paciente "regrese" en los recuerdos al momento en el que se originó la depresión, complejo, culpa, fobia, migraña, cáncer u otras dolencias a las que no se les encuentra causa por los métodos médicos convencionales, para luego motivarlo a que comprenda el hecho, asuma el rol del otro, perdone, acepte y reprograme su mente para generar el efecto contrario.

 

MI EXPERIENCIA EN HIPNOSIS CLÍNICA DESDE 1995

 

Es bien sabido que Freud, médico austríaco creador del psicoanálisis, abandonó el empleo de la hipnosis porque observó que dicha técnica no garantizaba el resultado a largo plazo. Por ejemplo, escribió y publicó el caso de curación de una madre que se sentía imposibilitada de amamantar a su segundo hijo recién nacido, y que no tenía ningún antecedente psiquiátrico. Con el primer hijo, esta madre tampoco había podido lograrlo, a pesar de sus deseos, pero para ese entonces Freud no había tenido la oportunidad de intervenir.

 

Además de no tener éxito con la lactancia, esta paciente vomitaba todo alimento, no podía dormir y, además, se sentía deprimida por su incapacidad para amamantar. Tanto su familia como ella no confiaban demasiado en métodos no tradicionales, pero aceptaron la intervención de Freud aconsejados por sus médicos. Freud concurrió a su domicilio y procedió a hipnotizarla mirándola fijamente a los ojos e induciéndola al sueño.

 

Mediante la sugestión procedió a aliviar los temores de su paciente y las sensaciones que sentía físicamente, pronunciando palabras estimulantes y positivas que trataban de transmitirle la idea de estar ya curada y en perfectas condiciones para amamantar a su bebé.

 

Al día siguiente, la joven mujer experimentó una gran mejoría general que sólo duró hasta la hora del almuerzo, en que se reanudaron sus trastornos gástricos. Por lo tanto, en la segunda visita del médico mostró los mismos signos del día anterior, ante lo cual, Freud decidió recurrir nuevamente a la hipnosis, pero esta vez en forma más enérgica.

En la tercera visita, esta paciente no necesitó más continuar con este tratamiento, porque había recuperado la salud y pudo reanudar la crianza de su bebé, continuando normalmente dándole de mamar durante ocho meses.

 

Para el tercer hijo volvió a presentar el mismo problema digestivo y las dificultades para amamantarlo, por lo que solicitó a Freud el mismo tratamiento. La primera sesión de hipnosis, como anteriormente había pasado con el segundo hijo, no dio ningún resultado; pero luego de la segunda entrevista desaparecieron todos los síntomas.

 

Freud calificó a esta paciente como un caso de histeria de ocasión, porque se manifestó debido a un motivo ocasional, el nacimiento de un bebé, que fue el que le produjo todos los síntomas.

 

En otro caso, en 1889, Freud viajó a la escuela de Nancy en Francia, en donde se encontró con el médico Bernheim. Allí fue, según cuenta en su autobiografía, "con el propósito de perfeccionar mi técnica hipnótica". Lo acompañó una de sus pacientes, Cäcilie M., cuyo verdadero nombre es Anna Von Lieben, que padecía de histeria. Con ella, Freud practicaba la hipnosis, en parte con buenos resultados, porque los síntomas mejoraban, y en parte con desilusión, porque al cabo de un tiempo volvían a aparecer. Él atribuyó este inconveniente a su poca experiencia hipnótica. Por ello se contactó con Bernheim y le solicitó que se ocupara él de esta paciente. Éste accede y trata de curarla por medio de la sugestión. Igual que con Freud, los síntomas desaparecen pero posteriormente emergen nuevamente. Bernheim, le confiesa, entonces, que sus éxitos terapéuticos sólo los obtiene en el hospital y con sus propios pacientes.

 

No pienso que Freud haya ido realmente a buscar el origen de cada síntoma para sanarlo de raíz, motivando el perdón o la aceptación del hecho traumatizante o disparador de las emociones negativas, y menos si a éste lo ubica el paciente en una imaginaria o real vida pasada, pues Freud se consideraba ateo y no creyente en lo espiritual. Además, la hipnosis por ese entonces se manejaba a manera de órdenes que el sujeto debía obedecer, y en mi opinión, esa manera de abordarlo se debe evitar, pues a nivel inconsciente habrá pacientes a los que no les agrada recibir mandatos. En las regresiones hipnóticas que practicamos procuramos que el paciente sane cada cosa en una sola sesión, la cual puede durar de 2 a 3 horas. Para ello aplicamos técnicas de cambio de rol, de terapia de perdón y de elaboración del duelo cuando se trata de la pérdida de seres queridos.

 

Creo que el paciente debe ser partícipe activo en su propia sanación. Si fuere necesario crearle un soporte imaginario, se debe dar la primera opción al mismo paciente para que lo haga como su ser interno o inconsciente lo quiera imaginar, en vez de llevarlo a abrir, por ejemplo, puertas en templos con maestros que lo esperan.

 

Reconozco que este método de visualización se usa ampliamente en el campo de la hipnosis, y que yo mismo lo utilicé mucho en mis comienzos, pero lo he ido modificando con la experiencia a través de mis pacientes, con magníficos resultados inmediatos y de prolongada duración en el tiempo. En lugar de ello, ahora empleo el cambio dinámico de rol, y dejo para situaciones esporádicas especiales el "imagina tal o cual cosa".

 

Como terapeutas, debemos, dentro de lo posible, evitar contaminar el mundo del sujeto con nuestras historias fantasiosas. Todo lo que al sujeto llegue de afuera, a manera de condicionamiento conductual, y más aún en la forma de "órdenes hipnóticas", su inconsciente lo puede aceptar temporalmente como una imposición que acepta o que rechaza (recordemos las experiencias de Freud al respecto). Y como tal, cuando el inconsciente se rebele y no quiera continuar con aquello que lo manipuló, habremos llegado al final de lo que creíamos "un buen resultado" de la terapia.

 

NO SE DEBE HACER LA REGRESIÓN POR CURIOSIDAD

 

Si uno no se hace una cirugía simplemente para explorar su cuerpo, tampoco es conveniente que busque hacerse una regresión por curiosidad de saber qué o quién fue en vidas pasadas. El estado mental (afectos, emociones, miedos y diversos sentimientos), se puede comparar con el agua más o menos cristalina en la superficie de un lago: Si alguien escarba en el fondo, se levanta lodo y enturbia por un tiempo el agua de la superficie..."

 

 Aurelio Mejía M.

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