QUÉ
ES LA HIPNOSIS
Aurelio
Mejía M.
La hipnosis es un estado alterado de
conciencia, relajación, ensoñación o meditación profunda, mediante el cual se
puede suprimir dolor, producir rigidez muscular, enfocar la memoria para
recordar hechos específicos y potenciar los recursos mentales para elaborar
duelos, aceptar, perdonar y sanar enfermedades. En este estado es posible
desconectar temporalmente los sentidos que nos comunican con el mundo exterior
(olfato, audición, gusto, tacto y visión) para facilitar el acceso a la mente
subconsciente (donde se guardan miedos, complejos y traumas).
El estado hipnótico se caracteriza por
una gran sugestionabilidad, consistente en que la persona puede aceptar como
reales las sugestiones que le sugiere el hipnotizador. Esto sucede porque en su
actividad mental consciente e inconsciente se produce una disociación
(separación o desconexión) que hace que disminuya notablemente la capacidad de
raciocinio.
Así como en el sueño natural se puede
hablar de sueño ligero, superficial o profundo, en el sueño inducido
hipnóticamente también se presentan diferentes estados. Ello sucede
progresivamente, pasando de un estado ligero o trance superficial, en el que el
sujeto relaja la musculatura de su cuerpo, a otro estado en el que la persona
puede llegar a una rigidez total de su cuerpo, al punto que la podemos poner,
por ejemplo, entre dos sillas de apoyo como si fuera una tabla. Otro estado
profundo, es el llamado sonambúlico, en el que el individuo es capaz de abrir
los ojos sin salir del sueño hipnótico, y acepta las sugestiones que le sugiera
el hipnotizador.
La hipnosis no tiene vínculos con prácticas
religiosas, místicas, adivinatorias o afines; es una técnica de la psicología
que se puede aplicar para hacer que un sujeto sea objeto de risas en un
espectáculo teatral, o para ayudarle a sanar de la mente y del cuerpo, campo al
que se dedica la hipnosis clínica.
Poderes de la mente. En estado hipnótico es
relativamente fácil producir fenómenos que se salen de lo que pudiéramos llamar
normal, tal como telepatía, es decir, captar lo que está pensando una persona concreta,
independientemente de que se encuentre cerca o a miles de kilómetros.
El cambio de rol con otra persona ausente (pensar, responder y actuar como
ella) es impresionante en hipnosis, y los resultados de este supuesto diálogo
entre el hipnotizado y el personaje asumido han sido ampliamente comprobados
por nosotros cuando hemos aplicado este procedimiento en terapias de perdón.
También es fácil que el hipnotizado
establezca el estado de salud o enfermedad de su propio organismo o el de otra
persona, cual si tuviese el don de una visión interior. Y muy inexplicables son
también, desde el punto de vista de la psicología tradicional, los casos de
memoria extra cerebral, en los que el hipnotizado puede recordar supuestas
vidas pasadas, e incluso hablar en idiomas que se supone no conoce; a este
fenómeno se le denomina xenoglosia. ¿Por qué sucede esto? Probablemente
porque en estado de hipnosis nuestra mente actúa bajo unos parámetros
diferentes de los que comúnmente entendemos como espacio / tiempo.
Estar hipnotizado no es estar dormido. La
persona es consciente de todo lo que está sucediendo, y hasta puede abrir los
ojos, hablar y opinar que todavía no está hipnotizado, que no está viendo nada,
ni se ha ido para ninguna parte. El norteamericano Dr. Milton Erickson
trabajaba con sus pacientes usando metáforas o formas determinadas de
hablarles, para inducirles ciertas reacciones psico-emocionales que les curasen
de sus trastornos mentales, sin necesidad de una hipnosis clásica o que
supusiera la pérdida de conciencia del paciente. El médico español Antonio
Escudero, que llama a su técnica Noesiología o anestesia psicológica, opera a
sus pacientes completamente despiertos y sin anestesia química, llegando
incluso a conversar con ellos durante la intervención quirúrgica. Algo similar
ha logrado el médico neuro-psiquiatra colombiano Alfono Caycedo Lozano con su
técnica que llamó Sofrología, creada en España en 1960.
Son difíciles de hipnotizar quienes
sufren de retardo mental, los muy sumisos, los que piensan que les pueden hacer
decir algo que ocultan, quienes tienen prisa por cumplir un compromiso,
ansiedad por saber lo que se siente, o un vínculo familiar cercano con el
hipnotizador. Algunos logran un trance hipnótico profundo en pocos minutos,
mientras otros pueden tardar horas. En general, no se puede hipnotizar a nadie
contra su voluntad.
Nadie hace cosas en contra de sus
principios morales. La persona hipnotizada tiene control sobre lo que tiene que
ver con su código de ética y principios morales; si hace algo inmoral bajo
hipnosis es porque también había la posibilidad de que lo hiciera en estado
consciente. Lógicamente, el riesgo de algo indebido es menor cuando la persona
está acompañada por algún amigo o familiar durante el proceso.
Hay quienes esperan ver en estado hipnótico
las vivencias regresivas como si fuese una película, pero no es así. Por lo
general, a medida que el hipnotizador le va solicitando al paciente que
recuerde la causa de un determinado síntoma, éste percibe una sensación, imagen
o pensamiento relacionado de alguna manera con el tema. De esta manera, poco a
poco, se le va llevando cada vez más profundo en el trance, de modo que no
analice conscientemente lo que está diciendo. Algunas vivencias pueden ser
históricas, pero otras son meras alucinaciones, en las que se combinan
experiencias con anhelos de la inconsciencia.
Nadie se queda hipnotizado. Si el sujeto es
dejado en ese estado, despierta naturalmente al cabo de un rato, porque el
sueño hipnótico se convierte en natural. Al despertar se puede recordar todo,
parcialmente o nada. Ello depende de varios factores, como las órdenes del
hipnotizador y lo traumático de las vivencias.
PARA QUÉ SIRVE LA HIPNOSIS
Podemos comparar el funcionamiento de
nuestro organismo con el de un sistema informático, en el que el cerebro, el
hipotálamo y la hipófisis conforman un poderoso procesador neurobiológico, o
unidad central de procesamiento (CPU). En este sistema, la memoria cerebral
actúa cual si fuese una memoria RAM o un disco duro para almacenamiento de
archivos de datos, los ojos son la cámara de video, los oídos hacen las veces
de micrófono que capta los sonidos, el aparato bucal es el parlante que produce
el audio, el corazón es la fuente de potencia, la grasa es la energía de reserva,
los brazos son la impresora que escribe o el plotter que dibuja, el hígado
actúa como un sistema antivirus y troyanos, etc. En esta analogía del
comportamiento humano con un sistema informático, hecha inicialmente por Richard
Bandler, un ingeniero norteamericano en computadores, se le llamó PNL
(Programación Neuro Lingüística). Según Bandler, el software o programación que
determina lo que habremos de obtener, depende en gran medida de la manera como
nos expresamos, es decir, de la lengua. Si crees que puedes lograr algo, y lo
proyectas en tu pantalla mental, lo logras (creemos que esa es la Fe de
que hablaba Jesús, y el tema de la película El Secreto).
El hipotálamo, localizado en la base del
cerebro, no constituye una estructura fija que se pueda definir anatómicamente,
pero, junto con la glándula hipófisis, controla el funcionamiento de la mayor
parte de los procesos fisiológicos, tal como la temperatura del cuerpo, el
metabolismo del agua, regula el apetito, regula las funciones respiratorias y
vasculares (vasodilatación o vasoconstricción, cardíaca, digestiva, etc.),
regula el sueño y es el centro donde se somatizan las manifestaciones
emocionales. Para todo ello segrega hormonas que viajan por todo el organismo
llevando las órdenes correspondientes.
Si damos por hecho que las sugestiones en
trance hipnótico pueden ser procesadas por el cerebro, y conducidas de éste al
hipotálamo, por ejemplo, se pueden comprender los resultados en la cura o
mejora de enfermedades, o en las condiciones físicas o mentales de las
personas. Así por ejemplo, es muy conocida la aplicación de la hipnosis o la
sofrología para la extracción de piezas dentales sin dolor. También para tratar
todo tipo de trastornos mentales y psicológicos: fobias, miedos, traumas,
depresión, angustia, nerviosismo, estrés, eneuresis nocturna (orinarse en la
cama), timidez, etc. Por ejemplo, se ha visto su gran utilidad en dermatología
para curar verrugas, eczemas y todo tipo de erupciones cutáneas. En definitiva,
con hipnosis son tratables las enfermedades llamadas psicógenas o
psicosomáticas, es decir, las que tienen un origen en un conflicto emocional o
psíquico. En el campo de las adicciones, la hipnosis es de un éxito notorio
para dejar el tabaco, así como para tratar obesidad, ludopatías (adicción al
juego), alcoholismo, etc.
REGRESIÓN HIPNÓTICA
Consiste en "llevar" hacia atrás
en el tiempo a una persona hipnotizada, para que reviva o recuerde hechos
de su pasado, incluso hasta cuando estaba en el vientre de su madre. Pero si se
le sugiere que vaya aún más allá, es posible que “recuerde” otras identidades o
supuestas vidas pasadas. En este caso, es común que la persona sienta la
certeza de estar aquí y ahora, mientras al mismo tiempo tiene la sensación de
estar en el pasado con otra personalidad, lo cual le permite comparar y
entender el posible origen de sus traumas o enfermedades.
Tales vivencias se pueden atribuir a
herencia genética, registros akásicos, conciencia universal, telepatía,
fantasías o recuerdos de lecturas o películas. Pero se han dado casos en los
que la información no corresponde a ninguno de los patrones anteriores, tal
como hablar un idioma o dialecto de esa época (fenómeno que se denomina xenoglosia),
lo cual ha sido tomado como una prueba de la reencarnación, o decir que toda la
familia murió en un accidente, hecho que rompe la cadena de descendencia
genética y permite suponer que existe una memoria extra-cerebral. ¿Dónde se
localiza? ¿Somos un espíritu con cuerpo y no un cuerpo con espíritu? Por los
efectos se puede suponer una causa que los produce.
QUÉ ES UNA TERAPIA REGRESIVA
Es un tratamiento en el que se utiliza la
hipnosis para hacer que el paciente "regrese" en los recuerdos al
momento en el que se originó la depresión, complejo, culpa, fobia, migraña,
cáncer u otras dolencias a las que no se les encuentra causa por los métodos
médicos convencionales, para luego motivarlo a que comprenda el hecho, asuma el
rol del otro, perdone, acepte y reprograme su mente para generar el efecto
contrario.
MI EXPERIENCIA EN HIPNOSIS CLÍNICA DESDE 1995
Es bien sabido que Freud, médico
austríaco creador del psicoanálisis, abandonó el empleo de la hipnosis porque
observó que dicha técnica no garantizaba el resultado a largo plazo. Por
ejemplo, escribió y publicó el caso de curación de una madre que se sentía
imposibilitada de amamantar a su segundo hijo recién nacido, y que no tenía
ningún antecedente psiquiátrico. Con el primer hijo, esta madre tampoco había
podido lograrlo, a pesar de sus deseos, pero para ese entonces Freud no había
tenido la oportunidad de intervenir.
Además de no tener éxito con la lactancia,
esta paciente vomitaba todo alimento, no podía dormir y, además, se sentía
deprimida por su incapacidad para amamantar. Tanto su familia como ella no
confiaban demasiado en métodos no tradicionales, pero aceptaron la intervención
de Freud aconsejados por sus médicos. Freud concurrió a su domicilio y procedió
a hipnotizarla mirándola fijamente a los ojos e induciéndola al sueño.
Mediante la sugestión procedió a aliviar
los temores de su paciente y las sensaciones que sentía físicamente,
pronunciando palabras estimulantes y positivas que trataban de transmitirle la
idea de estar ya curada y en perfectas condiciones para amamantar a su bebé.
Al día siguiente, la joven mujer
experimentó una gran mejoría general que sólo duró hasta la hora del almuerzo,
en que se reanudaron sus trastornos gástricos. Por lo tanto, en la segunda
visita del médico mostró los mismos signos del día anterior, ante lo cual,
Freud decidió recurrir nuevamente a la hipnosis, pero esta vez en forma más
enérgica.
En la tercera visita, esta paciente no
necesitó más continuar con este tratamiento, porque había recuperado la salud y
pudo reanudar la crianza de su bebé, continuando normalmente dándole de mamar
durante ocho meses.
Para el tercer hijo volvió a presentar el
mismo problema digestivo y las dificultades para amamantarlo, por lo que
solicitó a Freud el mismo tratamiento. La primera sesión de hipnosis, como
anteriormente había pasado con el segundo hijo, no dio ningún resultado; pero
luego de la segunda entrevista desaparecieron todos los síntomas.
Freud calificó a esta paciente como un caso
de histeria de ocasión, porque se manifestó debido a un motivo ocasional, el
nacimiento de un bebé, que fue el que le produjo todos los síntomas.
En otro caso, en 1889, Freud viajó a la
escuela de Nancy en Francia, en donde se encontró con el médico Bernheim. Allí
fue, según cuenta en su autobiografía, "con el propósito de perfeccionar
mi técnica hipnótica". Lo acompañó una de sus pacientes, Cäcilie M., cuyo
verdadero nombre es Anna Von Lieben, que padecía de histeria. Con ella, Freud
practicaba la hipnosis, en parte con buenos resultados, porque los síntomas
mejoraban, y en parte con desilusión, porque al cabo de un tiempo volvían a aparecer.
Él atribuyó este inconveniente a su poca experiencia hipnótica. Por ello se
contactó con Bernheim y le solicitó que se ocupara él de esta paciente. Éste
accede y trata de curarla por medio de la sugestión. Igual que con Freud, los
síntomas desaparecen pero posteriormente emergen nuevamente. Bernheim, le
confiesa, entonces, que sus éxitos terapéuticos sólo los obtiene en el hospital
y con sus propios pacientes.
No pienso que Freud haya ido realmente a
buscar el origen de cada síntoma para sanarlo de raíz, motivando el perdón o la
aceptación del hecho traumatizante o disparador de las emociones negativas, y
menos si a éste lo ubica el paciente en una imaginaria o real vida pasada, pues
Freud se consideraba ateo y no creyente en lo espiritual. Además, la hipnosis
por ese entonces se manejaba a manera de órdenes que el sujeto debía obedecer,
y en mi opinión, esa manera de abordarlo se debe evitar, pues a nivel inconsciente
habrá pacientes a los que no les agrada recibir mandatos. En las regresiones
hipnóticas que practicamos procuramos que el paciente sane cada cosa en una
sola sesión, la cual puede durar de 2 a 3 horas. Para ello aplicamos técnicas
de cambio de rol, de terapia de perdón y de elaboración del duelo cuando se
trata de la pérdida de seres queridos.
Creo que el paciente debe ser partícipe
activo en su propia sanación. Si fuere necesario crearle un soporte imaginario,
se debe dar la primera opción al mismo paciente para que lo haga como su ser
interno o inconsciente lo quiera imaginar, en vez de llevarlo a abrir, por
ejemplo, puertas en templos con maestros que lo esperan.
Reconozco que este método de visualización
se usa ampliamente en el campo de la hipnosis, y que yo mismo lo utilicé mucho
en mis comienzos, pero lo he ido modificando con la experiencia a través de mis
pacientes, con magníficos resultados inmediatos y de prolongada duración en el
tiempo. En lugar de ello, ahora empleo el cambio dinámico de rol, y dejo para
situaciones esporádicas especiales el "imagina tal o cual cosa".
Como terapeutas, debemos, dentro de lo
posible, evitar contaminar el mundo del sujeto con nuestras historias
fantasiosas. Todo lo que al sujeto llegue de afuera, a manera de
condicionamiento conductual, y más aún en la forma de "órdenes
hipnóticas", su inconsciente lo puede aceptar temporalmente como una
imposición que acepta o que rechaza (recordemos las experiencias de Freud al
respecto). Y como tal, cuando el inconsciente se rebele y no quiera continuar
con aquello que lo manipuló, habremos llegado al final de lo que creíamos
"un buen resultado" de la terapia.
NO SE DEBE HACER LA REGRESIÓN POR
CURIOSIDAD
Si uno no se hace una cirugía simplemente
para explorar su cuerpo, tampoco es conveniente que busque hacerse una
regresión por curiosidad de saber qué o quién fue en vidas pasadas. El estado
mental (afectos, emociones, miedos y diversos sentimientos), se puede comparar
con el agua más o menos cristalina en la superficie de un lago: Si alguien
escarba en el fondo, se levanta lodo y enturbia por un tiempo el agua de la
superficie..."
Aurelio Mejía M.
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