sábado, 6 de abril de 2013

Krishnamurti: ¿Por qué no cambiamos cuando somos afectados por nuestras rutinas?

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Jiddu Krishnamurti:
¿QUÉ ES LA RECTA ACCIÓN?
Pláticas en México, 1935
Ciudad de México, Cuarta plática, 3 de noviembre 1935
Pregunta: ¿Cómo podemos educar a un niño a fin de capacitarlo en la mejor forma posible para que alcance la realización de la que usted habla?
Krishnamurti: La educación es impartida ya sea para que el niño encaje en un determinado sistema o patrón, o para despertar en él la inteligencia de modo que su vida sea plena y completa. Si desean moldearlo para un sistema definido, primero deben investigar su verdadera naturaleza. Niños y niñas son educados para que se adapten a una forma particular de pensamiento y acción que se basa esencialmente en la codicia y el temor. Ahora bien, ¿desea usted que su hijo encaje en este molde particular? Si no lo desea, entonces tiene que considerar este problema de una manera por completo diferente. O sea, tiene que considerar si un ser humano ha de ser moldeado, controlado, dominado para siempre por el medio, si ha de ser condicionado y limitado para siempre por el temor; o si, despertando su inteligencia, ha de ayudárselo a abrirse paso por esta limitación del medio hasta que alcance su profunda realización.
Si los seres humanos han de realizarse, tiene que haber un intenso y firme pensar y actuar por parte de ustedes, porque sus mentes se hallan tan influidas y dominadas por la autoridad, que piensan que a los niños hay que imponerles un determinado patrón social, que es necesario moldearlos para que encajen en él. Cuando desean que una persona encaje en un estilo particular de conducta, ello indica temor, temor sobre el cual se basan sus religiones y su moralidad social. En esta estructura no hay realización posible. Por favor, comprendan lo que entiendo por realización individual. No me refiero a ninguna forma de expresión egotista. La verdadera realización ocurre cuando la mente y el corazón se liberan espontáneamente de esos valores autodefensivos impuestos por la religión y la sociedad.
Por lo tanto, si ustedes desean realmente ayudar al niño a realizarse, deben comprender en qué consiste la realización individual en la sociedad. No puedo entrar ahora en detalles ni explicar las muchas ideas sutiles que se relacionan con ello; pero mientras la mente y el corazón se estén forzando a adaptarse a un estilo particular de conducta, a un patrón de autodefensa egoísta, tendrá que haber siempre temor, el cual niega la verdadera realización y convierte al hombre en una máquina imitativa. Usted, que es una persona seria, debe darse cuenta de las limitaciones de estos valores autodefensivos y así crear la verdadera revolución, no la mera antítesis de la autoridad.
Pregunta: ¿Es su intención crear una revolución mundial contra el orden existente?
Krishnamurti: Donde se ejerce la autoridad no puede haber inteligencia. Donde hay compulsión, imposición, tiene que haber revueltas. La revolución es la consecuencia de la opresión y la autoridad. Donde hay dominio en cualquiera de sus formas, tiene que haber rebeliones, revolución. Después de que la revolución ha tenido lugar, vuelve a establecerse la autoridad, la cristalización del pensamiento y de la moralidad. De la imposición de la autoridad a la revolución, y de la revolución, una vez más, a la compulsión; éste es el círculo vicioso en el cual la mente se encuentra atrapada todo el tiempo. Lo que romperá este círculo es la comprensión del significado profundo de la autoridad en sí.
Creamos la autoridad a causa del deseo de consuelo y seguridad, de enriquecimiento y protección, no sólo aquí sino también en el más allá. Basada en este deseo, se ha establecido una estructura social y religiosa que tiene que oprimir y explotar a la gente; y contra esta estructura se generan las reacciones de la rebelión. Si ustedes, que están creando compulsión y, en consecuencia, desdicha para otros y para ustedes mismos, tomaran profunda conciencia del veneno que ello implica, entonces no habría temor expresándose mediante el apego a un ideal, a una creencia, a una familia como instrumentos de seguridad. Existiría entonces ese constante devenir, ese movimiento natural de la vida, lo eterno.
La mera revolución, sin la investigación fundamental respecto de la autoridad, crea una nueva prisión en la que nuestro corazón y nuestra mente quedan otra vez atrapados. La revolución es producida por un grupo, y ese grupo ha surgido a la existencia gracias al pensamiento y a la acción individual. Pero si el individuo sólo busca, consciente o inconscientemente, su propia seguridad, entonces surgirá nada más que otro grupo de compulsiones e imposiciones. Lo que importa verdaderamente es esta constante percepción alerta capaz de liberar a la mente y al corazón de su propio deseo de seguridad. Cuando la mente está de veras libre del anhelo de seguridad, cuando está de veras insegura, entonces existe el éxtasis del movimiento de la vida, el cual no puede ser conocido mediante una mera rebelión, una reacción contra la autoridad.
Pregunta: ¿Cuál es el significado de la muerte?
Krishnamurti: Descubriremos el significado de la muerte comprendiendo la desdicha y la angustia causadas por la muerte. Cuando hay una muerte, ocurre una conmoción intensa a la que llamamos sufrimiento. Hemos perdido a alguien a quien amábamos intensamente, de quien dependíamos, que nos enriquecía. Cuando hay sufrimiento, indicación de la carencia del ser, buscamos un remedio, el remedio que ofrecen las religiones, la unidad final de todos los seres humanos, con las numerosas teorías concernientes a ello. Luego está la droga espiritualista y el confortador remedio en la idea de la reencarnación. Buscamos innumerables formas de escapar de la angustia causada por la muerte de alguien a quien amábamos intensamente. Estos escapes no son sino modos sutiles de perdemos en el olvido de nosotros mismos. No nos interesamos en la muerte, sino en nuestro propio sufrimiento. Sólo que a eso lo llamamos amor por la persona que ha muerto.
Ahora bien, si no buscamos consuelo, por sutil que pueda ser, entonces ese sufrimiento mismo despertará nuestra verdadera inteligencia; sólo esa inteligencia habrá de revelamos el fluir de la realidad. No estoy teorizando; les digo lo que realmente ocurre. A causa de la muerte, uno toma conciencia de su propia vacuidad, del vacío, de la soledad, y esto causa dolor; para libramos de esta agonía, buscamos remedios, consuelos que son meramente narcóticos para drogar la mente. De este modo, la mente se vuelve una esclava de los ideales, de las creencias, y el indagar en la idea de la reencarnación, en el mundo espiritual, sólo conduce a una esclavitud mayor. Todo esto indica pobreza del ser. Para ocultarla, buscamos guías, métodos de conducta, sistemas de pensamiento. Pero jamás podemos ocultarla. Por mucho que la mente trate de eludir esa superficialidad, por mucho que intente escapar de ella, la superficialidad continúa expresándose de múltiples formas. Es importante que la mente no escape mediante ningún recurso, que se enfrente por completo a su propia vacuidad. Como casi ninguno de ustedes se ha enfrentado a ella completamente, no pueden decir que se encontrarán con la nada, con una vacuidad mayor. Descubrirán lo que ocurre, sólo después de experimentarlo, de vivir de esta manera. Al tomarse plenamente conscientes, observarán que la mente trata siempre de evitar la comprensión profunda de la causa del dolor, y en ese estado de conciencia, en esa plenitud de percepción alerta, disolverán verdaderamente la causa.
Ustedes piensan que, al ocultar esmeradamente la causa de la vacuidad, del sutil y profundo egotismo, han resuelto el problema de la muerte. El sufrimiento no es sino la indicación de una mente estancada en el apego, y en lugar de darse cuenta de esto, buscan meramente otro tipo de droga para volver a adormecerla. Así, nuestra vida es un continuo despertar, llamado dolor, y un volver a dormimos otra vez.
Cuando hay sufrimiento, cuídense de ser adormecidos por quienes les ofrecen consuelo mediante sus remedios. Cuando la mente ha perdido su propia limitación egoísta, existe ese movimiento de la vida, el devenir eterno, en el que no hay ni un vestigio de muerte.
Pregunta: Está claro que la religión organizada no puede hacer que el hombre sea perfecto, pero ¿no lo acerca a Dios fomentando una vida de virtud y altruismo?
Krishnamurti: Seamos muy claros con respecto a lo que entendemos por religión. Para mí, las religiones organizadas no tienen nada que ver con lo que dijeron los grandes instructores religiosos. Éstos han dicho: no matarás, ama a tu prójimo, pero las religiones del interés establecido estimulan y apoyan la matanza de la humanidad. (Aplausos) Al alentar el nacionalismo, al apoyar a una clase especial, la religión con toda su creencia organizada, participa en el asesinato del hombre. Las religiones de todo el mundo no sólo explotan por medio del temor, sino que también separan al hombre del hombre. Tales religiones organizadas no pueden, en modo alguno, ayudar al hombre en la realización de la verdad.
Ahora bien, esta creencia organizada que llamamos religión ha sido creada por ustedes, no ha surgido milagrosamente a la existencia. La hemos creado mediante nuestro deseo de seguridad y como instrumento de autodefensa. Como la hemos engendrado a causa de nuestro temor, tenemos que liberamos, con nuestro pensamiento y nuestra acción, de sus falsos ideales y valores; pero si tan sólo buscamos mayor seguridad, ello se convertirá en otra cárcel para mantener sujetos a la mente y al corazón. Donde hay una búsqueda de seguridad, de autoprotección aquí o en el más allá, jamás puede haber comprensión de la verdad, y es sólo la verdad la que liberará al hombre.
Cuando usted dice que debe ser altruista a fin de realizar a Dios, en realidad está siendo egoísta en una forma sutil. O sea, dice: “Debo amar a mi prójimo a fin de encontrar a Dios, la felicidad”. Entonces no conoce usted el amor, está tan sólo buscando una recompensa; la mentalidad de uno que busca un canje, no puede comprender la verdad. Usted no percibe la belleza en la acción misma, sino que en realidad le interesa saber qué recompensa le redituará esa acción. Desarrolla la virtud como un medio de autoprotección. El así llamado hombre virtuoso no conoce la belleza de la verdad. Uno puede comprenderla sólo cuando su mente y su corazón se hallan en estado de desnudez y vulnerabilidad total. Casi todos tienen miedo de ser vulnerables a la vida; por lo tanto, desarrollan muros protectores a los que llaman virtud. Cuando ya no hay deseo ni necesidad de protegemos a nosotros mismos, lo que existe entonces es la bienaventuranza.
Pregunta: ¿Es Dios justo y bueno? Si lo es, ¿por qué permite el mal en el mundo?
Krishnamurti: Dejemos a Dios fuera de esta cuestión, porque usted no sabe, realmente, si Dios es bueno o malo. Le han dicho que Dios es amor, que es justo y bueno. Y si usted creyera eso, si lo creyera real y profundamente, toda su vida sería distinta. Como no lo es, no se preocupe acerca de Dios.
Usted quiere saber cómo y por qué existen en el mundo los males, las condiciones desdichadas, la explotación. Nosotros hemos creado todo eso. Cada individuo, a causa de su intenso deseo de estar seguro, a salvo, ha creado una sociedad, una religión, en las que encuentra refugio, consuelo. Por consiguiente nosotros, como individuos, hemos creado este sistema y como individuos tendremos que despertar creativamente y destruir todas las cosas falsas que el sistema contiene. Entonces, en esa libertad habrá amor, existirá la verdad.
En vez de escapar del mundo objetivo de confusión y desdicha, hacia lo subjetivo, donde espera encontrar a Dios, deje que haya armonía entre lo subjetivo y lo objetivo. Empiece a descubrir esta armonía; no la anhele, sino tome conciencia de la falta de armonía. Al comprender cómo, a causa de las numerosas formas de expresión egotista, surge a la existencia esta falta de armonía, dará usted naturalmente con esa armonía viva y perdurable.
Pregunta: ¿Evoluciona la conciencia?
Krishnamurti: Mucha gente piensa que hay una conciencia universal o cósmica o como sea que la llamen, y una conciencia particular, individualista. La que conocemos íntimamente es la conciencia individualista, limitada, y usted me pregunta si esta conciencia progresa, evoluciona.
¿Qué entiende por conciencia individual? Esta conciencia limitada es el resultado del conflicto entre el deseo y el medio, es decir, entre el presente y el pasado; esta conciencia es el producto de numerosas imposiciones, compulsiones a las que la mente se ha sometido en la búsqueda de seguridad; es también las muchas cicatrices que ha dejado la acción incompleta. El “yo” o la conciencia egotista se compone de estos conflictos, de estas compulsiones y de las numerosas imposiciones, compulsiones a las que la mente se ha sometido en la búsqueda de seguridad; es también las muchas cicatrices que ha dejado la acción incompleta. El “yo” o la conciencia egotista se compone de estos conflictos, de estas compulsiones y de las numerosas capas de recuerdos autodefensivos. Con este trasfondo la mente vive, de principio a fin, una experiencia y aprende de ella tan sólo futuros recursos para protegerse a sí misma. Cuando usted dice que está aprendiendo por medio de la experiencia, lo que fundamentalmente quiere decir es que está erigiendo mayores y más hábiles muros de autodefensa. Así, cada experiencia crea ulteriores defensas, barreras contra la vida.
Usted me pregunta si esta conciencia limitada, teniendo sus raíces en la autoprotección, evoluciona y se perfecciona. ¿Cómo puede hacer eso? No puede. Por mucho que parezca evolucionar, debe permanecer siendo siempre un centro de limitación y frustración. Una conciencia basada en recuerdos autoprotectores debe conducir a la ilusión, no a la realidad.
Pregunta: Usted habla de una verdad que, al presente, está fuera del alcance de nuestras mentes y nuestros corazones. Puesto que sabemos de la existencia de esa verdad sólo a través de usted, ¿cómo podemos esforzarnos por ella a menos que la aceptemos basados en su autoridad?
Krishnamurti: Como ya lo expliqué, aceptamos la autoridad cuando buscamos consuelo, seguridad, certidumbre. Si uno busca la verdad a fin de protegerse contra las tormentas y la confusión de la vida, entonces encontrará autoridades que le brindarán consuelo. Yo dije que la bienaventuranza de la realidad existe cuando la mente está libre de toda compulsión e ilusión. Donde hay búsqueda de consuelo, tiene que haber egotismo, el cual, en su forma más sutil, es llamado a veces búsqueda de la verdad. El seguir a otro no puede despertar nuestra mente a la realidad. En vez de escapar hacia un ideal, hacia la verdad de otro, descubra cómo la confusión y el dolor se han originado dentro y alrededor de usted. La percepción de la realidad adviene cuando nos abrimos paso por los falsos valores en que la mente se ha refugiado.
Pensamos que la inteligente realización se encuentra en el seguimiento de un método, de una disciplina; por eso recurrimos a otro, lo cual hace que nuestra acción sea incompleta y limitada. Tratamos de escapar de esta superficialidad, de esta frustración, creando nuevas autoridades, y así aumentamos nuestras limitaciones. Éstas se originan en nuestras propias acciones basadas en la recompensa, el miedo y la compulsión. En vez de tratar de volverse completo, descubra la causa de la frustración, la cual es el egoísmo en sus múltiples formas sutiles. Mientras esté viviendo dentro de un conjunto de valores falsos, tiene que haber insuficiencia y sufrimiento. Nadie puede sacarlo de ahí excepto usted mismo mediante su propio esfuerzo y su comprensión.

Publicado en:
http://www.jiddu-krishnamurti.net/es/obras-completas-que-es-la-recta-accion/krishnamurti-que-es-la-recta-accion-47
 

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