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Huir de la Sombra
Por Osho
“Había un hombre que se turbó tanto al ver su propia sombra y le
desagradaron tanto sus propios pasos, que decidió deshacerse de ambas cosas.
El método que utilizó fue huir de ellas. Así que se puso en pie y corrió.
Pero cada vez que ponía un pie en el suelo aparecía otro paso, mientras que su
sombra le seguía de cerca sin ninguna dificultad.
Atribuyó su fracaso al hecho de que no corría con suficiente rapidez. Así
que empezó a correr cada vez más rápido, sin detenerse, hasta que finalmente
cayó muerto.
No se dio cuenta de que si se limitaba a ir por un lugar sombreado, la
sombra desaparecería, y que si se sentaba y permanecía inmóvil, no habría más
pasos.”
EL HOMBRE crea su propia confusión porque se rechaza, se condena, y no se
acepta a sí mismo. Entonces se crea una cadena de confusión, de caos interior y
de miseria. ¿Por qué no te aceptas a ti mismo tal y como eres? ¿Qué hay de malo
en ello? Toda la existencia te acepta tal y como eres, excepto tú mismo.
Te empeñas en alcanzar un ideal. Y ese ideal está siempre en el futuro;
tiene que estarlo, ningún ideal puede estar en el presente. Y no te das cuenta
que el futuro está en ninguna parte; todavía no ha nacido. A causa del ideal
vives en el futuro, que no es nada sino un sueño; el ideal impide que vivas
aquí y ahora; por el ideal te condenas a ti mismo.
Todas las ideologías, todos los ideales, son condenatorios porque a partir
de ellos se crea una imagen en la mente, y cuando te comparas a ti mismo con
esa imagen siempre sentirás que falta algo, que algo falla. No falta ni falla
nada. Eres perfecto respecto a cualquier posibilidad de perfección que pueda
existir.
Trata de comprenderlo, porque solo entonces podrás comprender la parábola
de Chuang Tzu. Es una de las parábolas más hermosas jamás descritas. ¿Por qué
sigues cargando con ideales en la mente? ¿Es que no eres suficiente como eres?
En este mismo instante, ¿qué os falta para ser perfectos como los dioses? ¿Qué
interfiere? ¿Quién bloquea tu camino? ¿Por qué no puedes disfrutar de este
mismo instante, lleno de gozo? ¿Cuál es el impedimento? El impedimento se
manifiesta a través del ideal que obsesiona tu mente.
¿Cómo vas a poder disfrutar? Estás lleno de tanta ira, primero esa ira debe
desaparecer. ¿Cómo vas a poder ser dichoso? Estás lleno de demasiada
sexualidad; esa sexualidad debe desaparecer. ¿Cómo vais a poder ser como los
dioses y celebrar este mismo instante? Estáis llenos de demasiada avaricia,
pasión, ira; primero deben desaparecer. Después seréis como los dioses.
Así es como se crea el ideal, y a causa de ese ideal, te condenas. Te
comparas con el ideal y nunca acabas de ser perfecto; es imposible. Si dices
“si”, entonces el gozo es imposible porque ese “si” condicionante es el
impedimento más grande.
Si dices: “Cuando se realicen esas condiciones, entonces seré feliz”,
entonces esas condiciones nunca se colmarán. Y aunque se colmasen, a esas
alturas ya habrás perdido la capacidad de celebrarlo y disfrutar. Y además,
cuando esas condiciones se colmen –si es que llegan a hacerlo, porque no es
posible-, tu mente creará otros ideales.
Así es como has estado desperdiciando la vida. Has creado un ideal y luego
has querido ser ese ideal y por ello te has sentido condenado e inferior. A
causa de tu mente ensoñadora has condenado tu realidad. Los sueños te han
turbado.
Yo digo lo contrario: sed como dioses en este mismo instante. Celebrad la vida, y poco a poco sentiréis más celebración y menos ira; más bienaventuranza y menos codicia; más alegría y menos sexo. Entonces habréis dado con el camino correcto. No puede ser de otra manera. Cuando una persona puede celebrar la vida en su totalidad, todo lo erróneo desaparece; pero si primero intentas realizar ajustes para que lo erróneo desaparezca, nunca lo conseguirás. Es como luchar con la oscuridad. Tu casa está en total oscuridad y te preguntas: “¿Cómo puedo encender una vela? Antes de poder encender la vela tengo que deshacerme de toda esta oscuridad”.
Yo digo lo contrario: sed como dioses en este mismo instante. Celebrad la vida, y poco a poco sentiréis más celebración y menos ira; más bienaventuranza y menos codicia; más alegría y menos sexo. Entonces habréis dado con el camino correcto. No puede ser de otra manera. Cuando una persona puede celebrar la vida en su totalidad, todo lo erróneo desaparece; pero si primero intentas realizar ajustes para que lo erróneo desaparezca, nunca lo conseguirás. Es como luchar con la oscuridad. Tu casa está en total oscuridad y te preguntas: “¿Cómo puedo encender una vela? Antes de poder encender la vela tengo que deshacerme de toda esta oscuridad”.
Eso es lo que has estado haciendo. Primero dices que la codicia debe
desaparecer y que luego habrá samadhi, éxtasis. ¡Eres un necio! Estáis diciendo
que para poder encender una vela primero debe desaparecer la oscuridad, ¡como
si la oscuridad te entorpeciese! La oscuridad no tiene entidad, no es nada, no
cuenta con solidez. Se trata de una ausencia, no de una presencia; solo es
ausencia de luz. Enciende la luz y la oscuridad desaparece. Celébralo,
conviértete en una alegre llama y todo lo erróneo desaparece. La ira, la
codicia, el sexo, o cualquier otra cosa que puedas nombrar, no son sólidas;
solo son la ausencia de una vida gozosa y extática.
Como no puedes disfrutar sientes ira; no se trata de que haya alguien que
cree tu ira. Como no puedes disfrutar, te encuentras en un estado miserable, y
por eso sientes ira. Los demás solo son excusas. Como no puedes celebrar, el
amor no puede suceder en ti…de ahí el sexo. Eso es decantarse por las sombras.
Y entonces la mente dice: “Primero destruye las sombras y luego tendrá lugar el
descenso de Dios”. Es una de las estupideces más patentes de la humanidad, la
más antigua. Y todo el mundo hace lo mismo.
Os resulta difícil pensar que en este mismo momento sois dioses, pero te
pregunto: ¿Qué es lo que falta? Estás vivo, respiras, eres consciente…
¿Qué más necesitas? Sed como dioses en este mismo instante. Aunque sientas
que es solo un “como si”, no te preocupes.
Aunque sientas que: “Estoy presuponiendo que soy como dios”, pues
presuponlo, porque en realidad lo eres.
Y una vez que empieces a existir como un dios, desaparecerá toda la
miseria, la confusión y la oscuridad.
Conviértete en una luz, pues esa conversión carece de condiciones que
cumplir.
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