domingo, 14 de abril de 2013

Diabetes: Revirtiendo la diabetes en 30 dias.

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“…este documental… "simply raw, reversing diabetes in 30 days (simplemente crudo, revirtiendo la diabetes en 30 días)", trata sobre seis personas diagnosticadas con diabetes que entraron en un programa de treinta días en los que se alimentaron con recetas elaboradas con vegetales orgánicos crudos de todo tipo (verduras, frutas, frutos secos, semillas etc.).
El documental es un seguimiento de la experiencia de estas personas durante esos 30 días, la mayoría mejoró notablemente y pudieron reducir las dosis de insulina y de varios medicamentos que utilizaban. Uno de ellos, diagnosticado con diabetes tipo uno, pudo dejar de usar insulina. También se puede ver el vínculo entre alimentación y enfermedades crónicas y el rol de los alimentos nutritivos y vitales a la hora de equilibrar el cuerpo y recuperar la salud perdida.
Más allá de lo discutible de este tipo de material, creo que es información importante para aquellos que padecen o están afectados en su círculo familiar o de amistades por la diabetes, está información puede brindar nuevas herramientas y otras fuentes para seguir investigando y mejorar la calidad de vida.


http://www.youtube.com/watch?v=N2mm2ZADc_8


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sábado, 6 de abril de 2013

Krishnamurti: ¿Por qué no cambiamos cuando somos afectados por nuestras rutinas?

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Jiddu Krishnamurti:
¿QUÉ ES LA RECTA ACCIÓN?
Pláticas en México, 1935
Ciudad de México, Cuarta plática, 3 de noviembre 1935
Pregunta: ¿Cómo podemos educar a un niño a fin de capacitarlo en la mejor forma posible para que alcance la realización de la que usted habla?
Krishnamurti: La educación es impartida ya sea para que el niño encaje en un determinado sistema o patrón, o para despertar en él la inteligencia de modo que su vida sea plena y completa. Si desean moldearlo para un sistema definido, primero deben investigar su verdadera naturaleza. Niños y niñas son educados para que se adapten a una forma particular de pensamiento y acción que se basa esencialmente en la codicia y el temor. Ahora bien, ¿desea usted que su hijo encaje en este molde particular? Si no lo desea, entonces tiene que considerar este problema de una manera por completo diferente. O sea, tiene que considerar si un ser humano ha de ser moldeado, controlado, dominado para siempre por el medio, si ha de ser condicionado y limitado para siempre por el temor; o si, despertando su inteligencia, ha de ayudárselo a abrirse paso por esta limitación del medio hasta que alcance su profunda realización.
Si los seres humanos han de realizarse, tiene que haber un intenso y firme pensar y actuar por parte de ustedes, porque sus mentes se hallan tan influidas y dominadas por la autoridad, que piensan que a los niños hay que imponerles un determinado patrón social, que es necesario moldearlos para que encajen en él. Cuando desean que una persona encaje en un estilo particular de conducta, ello indica temor, temor sobre el cual se basan sus religiones y su moralidad social. En esta estructura no hay realización posible. Por favor, comprendan lo que entiendo por realización individual. No me refiero a ninguna forma de expresión egotista. La verdadera realización ocurre cuando la mente y el corazón se liberan espontáneamente de esos valores autodefensivos impuestos por la religión y la sociedad.
Por lo tanto, si ustedes desean realmente ayudar al niño a realizarse, deben comprender en qué consiste la realización individual en la sociedad. No puedo entrar ahora en detalles ni explicar las muchas ideas sutiles que se relacionan con ello; pero mientras la mente y el corazón se estén forzando a adaptarse a un estilo particular de conducta, a un patrón de autodefensa egoísta, tendrá que haber siempre temor, el cual niega la verdadera realización y convierte al hombre en una máquina imitativa. Usted, que es una persona seria, debe darse cuenta de las limitaciones de estos valores autodefensivos y así crear la verdadera revolución, no la mera antítesis de la autoridad.
Pregunta: ¿Es su intención crear una revolución mundial contra el orden existente?
Krishnamurti: Donde se ejerce la autoridad no puede haber inteligencia. Donde hay compulsión, imposición, tiene que haber revueltas. La revolución es la consecuencia de la opresión y la autoridad. Donde hay dominio en cualquiera de sus formas, tiene que haber rebeliones, revolución. Después de que la revolución ha tenido lugar, vuelve a establecerse la autoridad, la cristalización del pensamiento y de la moralidad. De la imposición de la autoridad a la revolución, y de la revolución, una vez más, a la compulsión; éste es el círculo vicioso en el cual la mente se encuentra atrapada todo el tiempo. Lo que romperá este círculo es la comprensión del significado profundo de la autoridad en sí.
Creamos la autoridad a causa del deseo de consuelo y seguridad, de enriquecimiento y protección, no sólo aquí sino también en el más allá. Basada en este deseo, se ha establecido una estructura social y religiosa que tiene que oprimir y explotar a la gente; y contra esta estructura se generan las reacciones de la rebelión. Si ustedes, que están creando compulsión y, en consecuencia, desdicha para otros y para ustedes mismos, tomaran profunda conciencia del veneno que ello implica, entonces no habría temor expresándose mediante el apego a un ideal, a una creencia, a una familia como instrumentos de seguridad. Existiría entonces ese constante devenir, ese movimiento natural de la vida, lo eterno.
La mera revolución, sin la investigación fundamental respecto de la autoridad, crea una nueva prisión en la que nuestro corazón y nuestra mente quedan otra vez atrapados. La revolución es producida por un grupo, y ese grupo ha surgido a la existencia gracias al pensamiento y a la acción individual. Pero si el individuo sólo busca, consciente o inconscientemente, su propia seguridad, entonces surgirá nada más que otro grupo de compulsiones e imposiciones. Lo que importa verdaderamente es esta constante percepción alerta capaz de liberar a la mente y al corazón de su propio deseo de seguridad. Cuando la mente está de veras libre del anhelo de seguridad, cuando está de veras insegura, entonces existe el éxtasis del movimiento de la vida, el cual no puede ser conocido mediante una mera rebelión, una reacción contra la autoridad.
Pregunta: ¿Cuál es el significado de la muerte?
Krishnamurti: Descubriremos el significado de la muerte comprendiendo la desdicha y la angustia causadas por la muerte. Cuando hay una muerte, ocurre una conmoción intensa a la que llamamos sufrimiento. Hemos perdido a alguien a quien amábamos intensamente, de quien dependíamos, que nos enriquecía. Cuando hay sufrimiento, indicación de la carencia del ser, buscamos un remedio, el remedio que ofrecen las religiones, la unidad final de todos los seres humanos, con las numerosas teorías concernientes a ello. Luego está la droga espiritualista y el confortador remedio en la idea de la reencarnación. Buscamos innumerables formas de escapar de la angustia causada por la muerte de alguien a quien amábamos intensamente. Estos escapes no son sino modos sutiles de perdemos en el olvido de nosotros mismos. No nos interesamos en la muerte, sino en nuestro propio sufrimiento. Sólo que a eso lo llamamos amor por la persona que ha muerto.
Ahora bien, si no buscamos consuelo, por sutil que pueda ser, entonces ese sufrimiento mismo despertará nuestra verdadera inteligencia; sólo esa inteligencia habrá de revelamos el fluir de la realidad. No estoy teorizando; les digo lo que realmente ocurre. A causa de la muerte, uno toma conciencia de su propia vacuidad, del vacío, de la soledad, y esto causa dolor; para libramos de esta agonía, buscamos remedios, consuelos que son meramente narcóticos para drogar la mente. De este modo, la mente se vuelve una esclava de los ideales, de las creencias, y el indagar en la idea de la reencarnación, en el mundo espiritual, sólo conduce a una esclavitud mayor. Todo esto indica pobreza del ser. Para ocultarla, buscamos guías, métodos de conducta, sistemas de pensamiento. Pero jamás podemos ocultarla. Por mucho que la mente trate de eludir esa superficialidad, por mucho que intente escapar de ella, la superficialidad continúa expresándose de múltiples formas. Es importante que la mente no escape mediante ningún recurso, que se enfrente por completo a su propia vacuidad. Como casi ninguno de ustedes se ha enfrentado a ella completamente, no pueden decir que se encontrarán con la nada, con una vacuidad mayor. Descubrirán lo que ocurre, sólo después de experimentarlo, de vivir de esta manera. Al tomarse plenamente conscientes, observarán que la mente trata siempre de evitar la comprensión profunda de la causa del dolor, y en ese estado de conciencia, en esa plenitud de percepción alerta, disolverán verdaderamente la causa.
Ustedes piensan que, al ocultar esmeradamente la causa de la vacuidad, del sutil y profundo egotismo, han resuelto el problema de la muerte. El sufrimiento no es sino la indicación de una mente estancada en el apego, y en lugar de darse cuenta de esto, buscan meramente otro tipo de droga para volver a adormecerla. Así, nuestra vida es un continuo despertar, llamado dolor, y un volver a dormimos otra vez.
Cuando hay sufrimiento, cuídense de ser adormecidos por quienes les ofrecen consuelo mediante sus remedios. Cuando la mente ha perdido su propia limitación egoísta, existe ese movimiento de la vida, el devenir eterno, en el que no hay ni un vestigio de muerte.
Pregunta: Está claro que la religión organizada no puede hacer que el hombre sea perfecto, pero ¿no lo acerca a Dios fomentando una vida de virtud y altruismo?
Krishnamurti: Seamos muy claros con respecto a lo que entendemos por religión. Para mí, las religiones organizadas no tienen nada que ver con lo que dijeron los grandes instructores religiosos. Éstos han dicho: no matarás, ama a tu prójimo, pero las religiones del interés establecido estimulan y apoyan la matanza de la humanidad. (Aplausos) Al alentar el nacionalismo, al apoyar a una clase especial, la religión con toda su creencia organizada, participa en el asesinato del hombre. Las religiones de todo el mundo no sólo explotan por medio del temor, sino que también separan al hombre del hombre. Tales religiones organizadas no pueden, en modo alguno, ayudar al hombre en la realización de la verdad.
Ahora bien, esta creencia organizada que llamamos religión ha sido creada por ustedes, no ha surgido milagrosamente a la existencia. La hemos creado mediante nuestro deseo de seguridad y como instrumento de autodefensa. Como la hemos engendrado a causa de nuestro temor, tenemos que liberamos, con nuestro pensamiento y nuestra acción, de sus falsos ideales y valores; pero si tan sólo buscamos mayor seguridad, ello se convertirá en otra cárcel para mantener sujetos a la mente y al corazón. Donde hay una búsqueda de seguridad, de autoprotección aquí o en el más allá, jamás puede haber comprensión de la verdad, y es sólo la verdad la que liberará al hombre.
Cuando usted dice que debe ser altruista a fin de realizar a Dios, en realidad está siendo egoísta en una forma sutil. O sea, dice: “Debo amar a mi prójimo a fin de encontrar a Dios, la felicidad”. Entonces no conoce usted el amor, está tan sólo buscando una recompensa; la mentalidad de uno que busca un canje, no puede comprender la verdad. Usted no percibe la belleza en la acción misma, sino que en realidad le interesa saber qué recompensa le redituará esa acción. Desarrolla la virtud como un medio de autoprotección. El así llamado hombre virtuoso no conoce la belleza de la verdad. Uno puede comprenderla sólo cuando su mente y su corazón se hallan en estado de desnudez y vulnerabilidad total. Casi todos tienen miedo de ser vulnerables a la vida; por lo tanto, desarrollan muros protectores a los que llaman virtud. Cuando ya no hay deseo ni necesidad de protegemos a nosotros mismos, lo que existe entonces es la bienaventuranza.
Pregunta: ¿Es Dios justo y bueno? Si lo es, ¿por qué permite el mal en el mundo?
Krishnamurti: Dejemos a Dios fuera de esta cuestión, porque usted no sabe, realmente, si Dios es bueno o malo. Le han dicho que Dios es amor, que es justo y bueno. Y si usted creyera eso, si lo creyera real y profundamente, toda su vida sería distinta. Como no lo es, no se preocupe acerca de Dios.
Usted quiere saber cómo y por qué existen en el mundo los males, las condiciones desdichadas, la explotación. Nosotros hemos creado todo eso. Cada individuo, a causa de su intenso deseo de estar seguro, a salvo, ha creado una sociedad, una religión, en las que encuentra refugio, consuelo. Por consiguiente nosotros, como individuos, hemos creado este sistema y como individuos tendremos que despertar creativamente y destruir todas las cosas falsas que el sistema contiene. Entonces, en esa libertad habrá amor, existirá la verdad.
En vez de escapar del mundo objetivo de confusión y desdicha, hacia lo subjetivo, donde espera encontrar a Dios, deje que haya armonía entre lo subjetivo y lo objetivo. Empiece a descubrir esta armonía; no la anhele, sino tome conciencia de la falta de armonía. Al comprender cómo, a causa de las numerosas formas de expresión egotista, surge a la existencia esta falta de armonía, dará usted naturalmente con esa armonía viva y perdurable.
Pregunta: ¿Evoluciona la conciencia?
Krishnamurti: Mucha gente piensa que hay una conciencia universal o cósmica o como sea que la llamen, y una conciencia particular, individualista. La que conocemos íntimamente es la conciencia individualista, limitada, y usted me pregunta si esta conciencia progresa, evoluciona.
¿Qué entiende por conciencia individual? Esta conciencia limitada es el resultado del conflicto entre el deseo y el medio, es decir, entre el presente y el pasado; esta conciencia es el producto de numerosas imposiciones, compulsiones a las que la mente se ha sometido en la búsqueda de seguridad; es también las muchas cicatrices que ha dejado la acción incompleta. El “yo” o la conciencia egotista se compone de estos conflictos, de estas compulsiones y de las numerosas imposiciones, compulsiones a las que la mente se ha sometido en la búsqueda de seguridad; es también las muchas cicatrices que ha dejado la acción incompleta. El “yo” o la conciencia egotista se compone de estos conflictos, de estas compulsiones y de las numerosas capas de recuerdos autodefensivos. Con este trasfondo la mente vive, de principio a fin, una experiencia y aprende de ella tan sólo futuros recursos para protegerse a sí misma. Cuando usted dice que está aprendiendo por medio de la experiencia, lo que fundamentalmente quiere decir es que está erigiendo mayores y más hábiles muros de autodefensa. Así, cada experiencia crea ulteriores defensas, barreras contra la vida.
Usted me pregunta si esta conciencia limitada, teniendo sus raíces en la autoprotección, evoluciona y se perfecciona. ¿Cómo puede hacer eso? No puede. Por mucho que parezca evolucionar, debe permanecer siendo siempre un centro de limitación y frustración. Una conciencia basada en recuerdos autoprotectores debe conducir a la ilusión, no a la realidad.
Pregunta: Usted habla de una verdad que, al presente, está fuera del alcance de nuestras mentes y nuestros corazones. Puesto que sabemos de la existencia de esa verdad sólo a través de usted, ¿cómo podemos esforzarnos por ella a menos que la aceptemos basados en su autoridad?
Krishnamurti: Como ya lo expliqué, aceptamos la autoridad cuando buscamos consuelo, seguridad, certidumbre. Si uno busca la verdad a fin de protegerse contra las tormentas y la confusión de la vida, entonces encontrará autoridades que le brindarán consuelo. Yo dije que la bienaventuranza de la realidad existe cuando la mente está libre de toda compulsión e ilusión. Donde hay búsqueda de consuelo, tiene que haber egotismo, el cual, en su forma más sutil, es llamado a veces búsqueda de la verdad. El seguir a otro no puede despertar nuestra mente a la realidad. En vez de escapar hacia un ideal, hacia la verdad de otro, descubra cómo la confusión y el dolor se han originado dentro y alrededor de usted. La percepción de la realidad adviene cuando nos abrimos paso por los falsos valores en que la mente se ha refugiado.
Pensamos que la inteligente realización se encuentra en el seguimiento de un método, de una disciplina; por eso recurrimos a otro, lo cual hace que nuestra acción sea incompleta y limitada. Tratamos de escapar de esta superficialidad, de esta frustración, creando nuevas autoridades, y así aumentamos nuestras limitaciones. Éstas se originan en nuestras propias acciones basadas en la recompensa, el miedo y la compulsión. En vez de tratar de volverse completo, descubra la causa de la frustración, la cual es el egoísmo en sus múltiples formas sutiles. Mientras esté viviendo dentro de un conjunto de valores falsos, tiene que haber insuficiencia y sufrimiento. Nadie puede sacarlo de ahí excepto usted mismo mediante su propio esfuerzo y su comprensión.

Publicado en:
http://www.jiddu-krishnamurti.net/es/obras-completas-que-es-la-recta-accion/krishnamurti-que-es-la-recta-accion-47
 

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KRISHNAMURTI:

ENCUENTRO CON LA VIDA

Tercera Parte -Reflexiones

 

LA MENTE SIN CARGA

Nueva Delhi, India, noviembre de 1969

“Hay muchos problemas. La casa está ardiendo, no sólo el pequeño lugar particular de ustedes sino la casa de todos; no importa dónde viva uno, en el mundo comunista o en el mundo de la opulencia o en este mundo agobiado por la pobreza, la casa está ardiendo. Ésta no es una teoría, no es una idea, no es algo que señale el experto, el especialista. Hay rebeliones, conflictos raciales, inmensa pobreza y explosión demográfica. Ya no hay límites que se opongan, sea yendo a la luna o en la dirección del placer. Las religiones organizadas con sus doctrinas, creencias, dogmas y sacerdotes, han fracasado por completo perdiendo todo su significado. Hay guerras, y la paz que el político está tratando de producir no es paz en absoluto.

“¿Ven ustedes todo esto? ¿Lo ven, no como una teoría, no como algo que se les señala para que lo acepten o lo rechacen, sino como algo de lo que no tienen posibilidad alguna de escapar, ya sea acudiendo a algún monasterio o a alguna ideación tradicional del pasado? El reto está ahí para que ustedes respondan a él; es responsabilidad de ustedes. Tienen que actuar, tienen que hacer algo por completo diferente y, si es posible, descubrir si existe una acción nueva, un nuevo modo de mirar todo el fenómeno de la existencia.

“No podemos encarar estos problemas con una mente vieja, viviendo una vida condicionada, nacionalista, individualista. La palabra “individuo” quiere decir un ser que no está dividido, que es indivisible. Pero los ‘individuos’ están internamente divididos, fragmentados, se hallan en un estado de contradicción. Lo que son ustedes, eso es la sociedad, el mundo. Por lo tanto, el mundo es uno mismo, no algo que está aparte, fuera de uno mismo. Y cuando observamos este fenómeno que tiene lugar en todo el mundo, la confusión creada por los políticos en su avidez de poder y por los sacerdotes volviendo a sus viejas respuestas, musitando unas cuantas palabras en latín, sánscrito, griego o inglés, ya no tenemos más fe ni confianza en nada ni en nadie. Cuanto más observa uno lo que ocurre exteriormente y más se observa internamente, tanto menos confía en nada, ni siquiera en sí mismo.

“Por lo tanto, nos preguntamos si es de algún modo posible desprendernos inmediatamente de todo condicionamiento. Eso implica que, como la crisis es extraordinaria, necesitamos tener una mente nueva, un nuevo corazón, una nueva calidad de la mente, una frescura nueva, una condición de inocencia. Y esa palabra “inocencia” significa que no podemos ser lastimados. Esto no es un símbolo, no es una idea, es descubrir de hecho si nuestra mente es capaz de no ser lastimada por ningún acontecimiento, por ningún tipo de tensiones psicológicas, presiones o influencias, de modo que sea completamente libre. Si la mente resiste de cualquier forma, entonces eso no es inocencia. Uno tiene que mirar esta crisis como si la mirara por primera vez, con una mente fresca, joven y, sin embargo, no con una mente en estado de rebelión. Los estudiantes se rebelan contra el patrón social, contra el orden establecido, pero la rebelión no da respuesta al problema humano, que es mucho más inmenso que la rebelión estudiantil.

“¿Puede la mente, que está tan fuertemente condicionada, abrirse paso por ese condicionamiento de modo que haya una gran profundidad, una calidad que no sea el resultado del adiestramiento, de la propaganda, del conocimiento adquirido? ¿Y puede el corazón, cargado de dolor, agobiado por todos los problemas de la existencia, por los conflictos, la confusión, la desdicha, la ambición, la competencia, etcétera, puede ese corazón saber lo que significa amar? Amar con un amor en el que no haya celos ni envidia, un amor no dictado por el intelecto, un amor que no sea meramente placer. ¿Puede la mente estar libre para observar, para ver? ¿Puede razonar lógica, cuerda, objetivamente, y no ser esclava de opiniones y conclusiones? ¿Puede la mente no temer? ¿Puede el corazón saber lo que implica amar, no conforme a la moralidad social, porque la moralidad social es inmoralidad? Todos ustedes son muy morales con arreglo a la sociedad, pero en realidad son personas muy inmorales. No sonrían, ése es un hecho. Pueden ser ambiciosos, codiciosos, envidiosos, adquisitivos, pueden estar llenos de odio, de ira, y eso se considera perfectamente moral. Pero si son sexuales, eso se considera algo anormal y ustedes lo mantienen en reserva. Y tienen patrones de acción y de ideas: qué cosas deben hacer, cómo debe comportarse un sannyasi, que no debe casarse, que debe llevar una vida de celibato; todo esto es puro disparate.

“Ahora bien, ¿cómo hemos de afrontar, entonces, este problema? ¿Qué debemos hacer? En primer lugar, tenemos que percatarnos de que todos somos esclavos de las palabras. La palabra “ser” ha condicionado nuestra mente. Todo nuestro condicionamiento se basa en ese verbo “ser”: yo fui, yo soy, yo seré. El “yo fui” condiciona y moldea el “yo soy”, el cual controla el futuro. Todas las religiones de ustedes se basan en eso. Todo su progreso conceptual se basa en ese término “ser”. En el momento en que usamos la palabra, no sólo verbalmente sino en su significación, inevitablemente afirmamos nuestra existencia como el “yo soy”: “yo soy Dios”, “yo soy lo eterno”, “yo soy hindú o musulmán”, etcétera. Al vivir dentro de esa idea o de ese sentimiento de ser o llegar a ser o haber sido, somos esclavos de esa palabra.

“La crisis está en el presente. La crisis nunca está en el futuro ni en el pasado, sino en el presente, en el vivir, en el ahora factual de la mente que se halla condicionada por ese término “ser” y es incapaz de enfrentarse al problema. En el momento en que quedan presos en esa palabra y en el significado de esa palabra, tienen el tiempo. Y piensan que el tiempo va a resolver el problema. ¿Están siguiendo todo esto, no verbalmente sino con el corazón, con la mente, con todo el ser? Porque es una cuestión que tiene una importancia, un significado y un valor extraordinarios. Porque cuando están libres de esa palabra ‑el pasado, el haber sido que condiciona el presente y da forma al futuro-, entonces la respuesta de ustedes al presente es inmediata.

“Si realmente comprenden esto, hay una revolución extraordinaria en la perspectiva que tienen de la vida. Esto es la verdadera meditación, estar libres de ese movimiento del tiempo.

“¿Cómo puede la mente, al estar consciente de sí misma, percibir la verdad de esto?, no intelectualmente, porque eso no tiene ningún sentido. Ustedes saben que cuando hay un peligro, nuestra respuesta al peligro es inmediata. Vemos un autobús precipitándose hacia nosotros y respondemos instantáneamente. Cuando decimos: “Yo amaré”, eso no es amor. Por favor, no acepten esto como una teoría o como una idea sobre la que hay que pensar. Ustedes no piensan acerca del peligro, no hay tiempo, sólo existe la acción. Una mente que ya no piensa en términos de tiempo ‑que es el “ser”-, está actuando fuera del tiempo. Y la crisis exige una acción que no pertenece al tiempo.

“Ésta es una de las cosas más difíciles que hay. No digan que la han comprendido. No digan que prosigamos con ello, porque en esas palabras “yo soy” se basa toda la cultura de ustedes. En el instante en que tienen este sentimiento de “yo soy”, por fuerza tiene que haber un estado de contradicción, de división: “yo soy”, “tú eres”, “nosotros y ellos”. Al tener lugar la división, la fragmentación que implica afirmar que “yo soy”, uno ya no es más un individuo, o sea, que no es más una unidad singular, total. ¿Saben lo que significa esa palabra “total”? Total significa sano y también significa santo [4]. De modo que el individuo que es total, indiviso en sí mismo, es sano, santo, lo cual implica que no está en conflicto.

 ¿Están ustedes trabajando tan intensamente como el que les habla, o meramente escuchan las palabras? Comunicarse significa construir, crear juntos, y ésa es la belleza de la comunicación. Y eso se acaba cuando el que habla se vuelve una autoridad y ustedes escuchan meramente como estudiantes o discípulos. No hay maestro ni discípulo, sólo existe el aprender. Lo que han aprendido pertenece al pasado, y actuar desde lo que ha sido acumulado es un proceso de adquisición, mientras que el aprender debe ser un movimiento, no una acumulación.

“Si comprendieran esto con la mente y el corazón, llevarían ustedes una clase diferente de vida. La prueba y el examen del aprender son la vida que llevan. Una mente que se está enfrentando a esta crisis es una mente siempre nueva, fresca, plena de vitalidad. Pero si responden a la crisis en términos de “yo soy”, en términos del pasado, entonces la respuesta de ustedes va a crear más desdicha, más daño, más guerras. En tanto sean hindúes, musulmanes, en tanto afirmen “yo soy”, están provocando degeneración en sí mismos y en el mundo.

“¿Cuál es la nueva calidad de la mente y el corazón que responde instantáneamente, no en términos del pasado ni en términos del futuro? Si responde en términos del pasado, sigue aún viviendo en la estructura del “ser”. Voy a exponerlo de una manera diferente. Nuestra acción se basa en la idea, en el conocimiento y la tradición; es memoria. En el mundo tecnológico eso es necesario. Todo el saber científico, el desarrollo tecnológico, se basan en la experiencia, en la acumulación de conocimientos. Eso es absolutamente necesario. Pero una mente que tiene una cualidad nueva, una dimensión nueva, un nuevo curso de acción, tiene que actuar sin el pasado y no en términos de futuro. Y esto implica libertad.

“¿Cómo ha de actuar esa libertad a fin de manifestarse? ¿Cómo ha de actuar la mente sin el pasado, siendo el pasado el condicionamiento como hindú, siendo el resultado de la influencia, de la educación, de la raza? Si ustedes actúan en esos términos, entonces no están enfrentándose a la crisis. La pregunta es: ¿Cómo actuará una mente que se halla libre del pasado, libre de la implicación de “ser”?

“Si han comprendido la pregunta, verán entonces que lo importante es la percepción, el ver, el observar. Si hay un intervalo entre percepción y acción, ese intervalo es tiempo. Cuando ustedes ven un peligro, algo que puede dañarlos físicamente, responden al instante, no piensan al respecto. No hay intervalo alguno entre percepción y acción, no hay un resquicio, hay respuesta inmediata y acción.

“Ahora bien, si vemos que un problema no puede ser resuelto desde el pasado, que en ninguna circunstancia puede uno responder plenamente, totalmente a este reto inmenso en términos del pasado, si vemos esto, la acción que emerge es completamente nueva. ¿Han comprendido? ¿Alcanzan a ver esa respuesta? ¿O sólo la ven intelectualmente, vale decir verbalmente? Si la ven verbalmente, la están viendo de una manera fragmentaria y, por lo tanto, no es una respuesta total. Pero si realmente ven el peligro del propio condicionamiento, de la cultura en que fueron educados, hay una acción inmediata de la libertad.

“Entonces la mente ‑entiendo por mente la totalidad no fragmentada en absoluto como intelecto, cerebro, ambición, sentimiento, etcétera, sino lo total-, una mente semejante ve el peligro del nacionalismo, de este absurdo llamado religión. Ve que todas las que se titulan personas religiosas sólo repiten, en términos del pasado, con la imagen que tienen de Cristo o del Buda o de Krishna; ve que si uno actúa conforme al pasado, no sólo está incrementando la confusión, la desdicha, sino que está degenerando completamente. La degeneración se introduce apenas uno ve el peligro y no actúa.

“Si ustedes ven el peligro, actuarán; y es sólo la mente que ve, escucha y aprende, la que es siempre feliz. Por lo tanto, nunca hay acción, sino un actuar. En el actuar, que es el principio activo, no hay división y, por ende, no hay conflicto. El aprender es un movimiento, y lo que está en movimiento es libre. Pero una mente que tiene conclusiones, fórmulas, opiniones, juicios, compromisos, no es una mente libre; cuando se enfrenta al inmenso, complejo problema del vivir, es incapaz de afrontarlo totalmente, completamente, con ese sentir de lo sagrado.

“De modo que eso es lo que está frente a ustedes. La casa está ardiendo, y todo lo que intenten en términos del pasado no apagará el fuego. La extinción de ese fuego exige una calidad nueva de la mente y un movimiento vital y por completo diferente del corazón.

“El amor no es placer. El amor no es deseo. Ésta es la calidad que ustedes deben tener ahora, no mañana, una calidad que no pueden practicar ni cultivar. Lo que practican, lo que cultivan, se vuelve mecánico.

“La verdad no es de ustedes ni mía, no está en ningún templo, en ninguna iglesia, no está en una imagen ni en un símbolo. Está ahí para que la vean y conozcan. Es una mente libre, la mente bella, clara, perceptiva, la que ve y actúa.

Del Boletín 17 (KF), 1973

[4] Krishnamurti se basa en la etimología inglesa, donde “total” (whole) deriva del inglés antiguo hol, que a su vez deriva de hal, que da origen a hale, que en inglés es “sano”. Por su parte, holy es “santo”. (N. del T.)

Publicado en:

http://www.jiddu-krishnamurti.net/es/encuentro-con-la-vida/krishnamurti-encuentro-con-la-vida-46

 

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